jueves, 14 de junio de 2012

El espejo: ése embustero




   Aproveché mi despiste habitual, para salir fuera de mí. Estaba calentando un vaso de leche en el horno microondas, sin leche en el vaso...
   Una vez afuera, me fijé bien en el atavío, el aspecto exterior... no así el peinado, pues hace bastante tiempo que guardo el peine en el cajón de los recuerdos; allí donde se filosofa más a gusto. No tenía mal aspecto para el tiempo que había transcurrido desde su llegada a este mundo, hasta breves segundos antes. Cuando fue a coger el vaso de leche sin leche, sintió la altísima temperatura que lleva el sello de "te quemas" y seguidamente, sentir que su  mano izquierda sufría una quemadura, dejando el vaso a su libre albedrío; que la gravedad ya haría su trabajo. Como me percaté que el vaso iba directo al pie de Ello, traté de ayudarle ( Ello habría sido incapaz de adivinarlo, hasta que se hubiese estampado el vidrio entre su huesos...), y le empujé ligeramente cual fantasma invisible (porque también pululan los visibles...), y lo que llegué a conseguir, fue peor que la primera opción, que era no hacer nada y dejar que la incertidumbre se pudiese reír de la gravedad, aunque creo que esto último habría sido bastante improbable. Ello fue a caer sobre el cubo que contenía unos cinco litros de agua, que al instante quedaron libres como si en ese momento fuese un proyecto fallido de Arquímedes; el mismo que acabaría por exclamar su famoso "¡Eureka...!". Cuando posó su trasero y parte de las espaldas e incluso manos (una dentro del cubo, y la otra sujetando la fregona para evitar que le diese en la cabeza), y por fin el cuerpo entero, ocupando el lugar que antes pertenecía al cubo de fregar, fue consciente en ese mismo instante de su existencia. Yo, por supuesto que ni me inmuté ni sufrí daño alguno. Creo que tal vez Super Yo, habría experimentado paralelamente como si de telepatía virtual o coincidencia de cuerdas (en esa teoría cuántica), algo similar, y en ese momento estaría notando moretones por distintas zonas de su cuerpo (seguramente tumbado en la playa, pero con tienda de campaña ocultándolo del sol), y cierto dolor, sin saber muy bien a qué era debido. Esto último seguro que ni se planteaba en perder un segundo en averiguarlo, pues siempre deja el trabajo sucio a Yo; es decir a quien escribe...

   
   Por cierto; a Super Yo, le había concedido un impasse sabático ( o se largó sin permiso, que viene a ser igual), para irse de vacaciones al norte del país o eso creí Yo entonces; pues han pasado varios meses desde mi último encuentro, y el  mensaje que recibo cual pesadilla persistente, es indescifrable, donde aparecen palabras tales como: "Chapono", "Curare" "Cerbatana" o "Anaconda"... esta última, que nada tiene que ver con una serpiente o animal de compañía, me transporta  al pueblo Yanomamo, y el significado que da a su gran río, y que no es otro que el Amazonas. Creo que por el norte de este nebuloso pais, esas cosas no sólo no son posibles, sino que además no son necesarias: no me imagino yo al líder de una tribu española en taparrabos (o sin él, que viene a ser irrelevante) regateando con otro líder en las mismas condiciones, por las orillas del Ebro o del Tajo, mientras el resto de pensativos e indignados (sin saber aún muy bien por qué), personajes cuasi anónimos, miramos hacia arriba buscando cómo cazar en frondoso bosque de cemento... o tal vez, buscándonos a nosotros mismos: los espejos, nos mienten cada mañana...