Dentro del vacío y oscuro agujero del tiempo, no hay nada... ni siquiera tiempo para perderse porque éste, se detiene y engulle a todo a quien osa mirar. No es que me parezca algo sobrenatural o especial; simplemente es aquello con lo que cuento: lo único certero que tengo además de la muerte... pero ¿no es acaso la muerte lo más parecido al tiempo; a ese que percibimos cuando al mirar las manecillas del reloj, nos asombramos de su transcurso y sólo es una persistente ilusión de nuestro cerebro cuando tratamos de engañar al mismo? Pero al ser consciente de ello, puedes detenerlo de la forma más sencilla, más rudimentaria y más simple que pueda existir: asumir que lo único que tienes, es el presente, que lo único certero es el segundo que tardas en aspirar, el segundo que contienes el aire en tus pulmones y el segundo que empleas en espirar... así hasta acabar mirando para el interior del negro y vacío que te envolverá. Pero ¿mientras eso sucede? ¿Serás capaz de mandarlo todo a hacer gárgaras?
Yo lo haré porque estoy de vuelta de un viaje (no iniciático -no creo en esos viajes, pues creo que la vida en sí, ya es un viaje único-) donde aprendí todo aquello que pude guardar en el saco de la experiencia, los tropiezos con una y otra piedra (y la más de las veces, con la misma) y los remiendos en ese saco, que rompiéndose, dejaban escapar una y mil experiencias... algunas rescatadas, otras desaparecidas para siempre... remiendos cosidos con hilo invisible y retales de segundos e incluso horas. Ahora que he descargado el saco en el borde del vacío, observo cómo no me importa que fluyan las empíricas atemporales y cómo, flotan en la nada; cual nihilista en el transcurso de su contemplativa vida.
Que espero igualmente el caos, el devenir de los acontecimientos y no me da pavor.
Que tal vez, estemos condenados a repetir la historia por haberla olvidado; por haberse caído del saco... perdida para siempre, hasta revivirla de nuevo. Estoy preparado.
Que el miedo, es ocasional. Puede que hasta permanente... pero da igual, pues no puedes evitar aquello que te lo produce. Estoy preparado.
Porque cuando regresaba del viaje, me desperté para ir a echar un trago de agua... cuando volví al sueño, comprobé que seguía caminado, cayendo y riendo; bailando sin saber. No puedo escapar del negro y frío vacío, pero no me produce terror. Estoy preparado.
Que estoy viviendo el presente acompañado de Mrs. Nihilismo; que el viejo reloj, no es que esté detenido; es que nunca funcionó. Estoy preparado para la revolución que ya se está librando.
Que es indiferente tu optimismo, frente a mi pesimismo o su proporción inversa. He visto en el frío y profundo oscuro, el libro cuántico que se autoescribe... en el presente: no puedes volver atrás, más que para soñar. No puedes ir hacia delante, más que para soñar.
El saco empírico, y el caos escrito from Rafa Ordóñez on Vimeo.
¿Estamos preparados para afrontar el caos que se nos presenta, el que ya está escrito, el que ya está sucediendo... ese que pese a autoescribirse automáticamente, no podemos leer por no estar preparados?
"Yo nunca pienso en el futuro. Viene bastante rápido" Albert Einstein
"Si llego ahora mismo a mi destino, lo aceptaré con alegría, y si no llego hasta que transcurran diez millones de años, esperaré alegremente también" Walt Whitman