Siempre me apasionó la figura de un tren. Cuando llegaba a la estación, cuando se detenía y exhalaba agotado… cuando partía sin prisa: sabedor de su puntualidad. Verlo pasar a toda velocidad, o llegar tarde y observarlo a lo lejos; ya sin remedio.
Este artefacto (de lo) humano, se presenta a veces en la vida real o en la onírica. ¿Tenemos miedo a afrontar la imagen y su significado?
Lejos de cábalas y esotérica interpretación, este mastodóntico ingenio, se aparece de vez en cuanto por nuestra vida.
Ver un tren en sueños, puede significar un viaje. Si este tren se desplaza seguro, llevarás a cabo tus planes y tus expectativas se verán cumplidas.
La red de ferrocarriles puede representar una imagen simbólica del ritmo impersonal e inflexible del destino. Esto parece contar igualmente.
Perderlo, puede significar el retardo en nuestra evolución por culpa de nuestras fijaciones o complejos.
En cambio, parece ser que si contemplas simplemente el tren pasar, sin intención alguna de cogerlo, te has convertido en un mero espectador de tu vida y no encuentras (o no deseas) la fuerza necesaria para dar el gran salto.
¿Qué tren, qué paisaje te motiva más?
Se puede probar a ver los vídeos, todos a la vez, comenzando de abajo hacia arriba, partiendo desde la derecha... o aleatoriamete; como el caos que nos envuelve.
Se puede probar a ver los vídeos, todos a la vez, comenzando de abajo hacia arriba, partiendo desde la derecha... o aleatoriamete; como el caos que nos envuelve.