domingo, 20 de mayo de 2012

Mi verdad sobre la mentira




   Dice el filósofo vivir rodeado en mentideros, y que ello no sólo es necesario como el comer, sino que es vital para vivir. Si no lo dijo el filósofo, debería haberlo dicho.
  También esos mentideros, son volubles y conviven a gusto mentiras y verdades... aunque sean sólo a medias. Aunque no se abarque todo, aunque todo el mundo esconda su As en la manga.
   Dijo Beethoven  que "La vida sin música, sería un error". Yo añado: "La vida sin mentira, sería un error". Y no lo digo como una crítica, ni utilizo la frase de forma irónica... lo digo como algo digno de ser elevado al título de Homenaje o Tributo a la Mentira.
  En la siguiente frase, cabría asentir y adoptar como certero su mensaje, sin apenas tener tiempo de reflexionar; pero cuando han pasado quince segundos, vuelves a leerla y ya no te parece lo mismo.
   
   "La verdad, te llevar a cualquier lugar. La mentira, te salva".

   Puedo utilizar la misma frase, como el compositor que juega y experimenta con sus notas musicales esparcidas sobre el pentagrama, o el ocioso y paciente cerebro con las piezas sueltas de un puzzle, que encajarían unas con otras, aunque éstas no formasen una imagen concreta o definida. En esta frase, no se puede añadir nada más, no se puede eliminar ni una letra, ni un punto, ni una sóla coma... puede quedar como una variación de la verdad, una variación sobre la mentira, una variación sobre la variedad...

   "La mentira, te lleva a cualquier lugar. La verdad, te salva".


 ¿Qué frase de las dos, es la auténtica, la que dice "la verdad", la que sirve, la que te salva verdaderamente...?
   Luego, rizando el rizo ese mismo arquitecto podría utilizar sus herramientas y materiales, para realizar las "variaciones sobre variantes".

   "La verdad, te lleva a cualquier lugar. La verdad, te salva".
   "La mentira, te lleva a cualquier lugar. La mentira te salva".

   Mentimos cuando afirmamos mentir incluso. Mentimos cuando tratamos de no mentir, y decimos verdades como puños, sin apenas darnos cuenta, y se nos toma por mentirosos o personajes que medran en esos mentideros. También decimos la verdad, cuando al mentir, nos preguntamos al mismo tiempo ¿Qué es la verdad?






 
    
   

   Estos dibujos, son extraídos de mis ocasionales encuentros con un bolígrafo, una agenda o diario, y la certeza (entonces), de que vivía rodeado de la verdad... o tal vez, habría que decir, rodeado de la mentira... ¿Qué reflexión tendría más sentido?










   La música o los dragones: Ningún elemento es tangible, y sin embargo, ambos existen. Al final de todo, va a ser cierto aquello de "Todo es mentira, salvo la música".



   

8 comentarios:

  1. Todos mentimos y quién diga que no miente está mintiendo. Unas veces mentimos para protegernos, otras para dar ánimos a quién no se encuentra bien, hay mentiras piadosas, pero otras hacen daño, éstas últimas no me gustan, y aunque me gusta la sinceridad, prefiero un silencio que una mentira.

    Me gusta el tema que has traído hoy, amigo, y los dibujos que compartes, y que conste que no estoy mintiendo jajaja.

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. ¡No te quepa duda de ello, Carla! Quienes afirman no mentir, suelen hacerlo con más frecuencia de la esperada. Incluso aquel que dice mentir (por su condición patológica hacia la mentira), también lo hace... En mi caso particular, he de admitir que a veces miento más de lo deseado, cuando trato de decir que no miento... y viceversa; y lo peor de todo, es que cuando digo absolutamente la verdad, me entra la risa, y nadie me cree... viene desde la infancia : así de complejo es el ser humano.
      El ser humano se escuda en la mentira, para lograr muchos fines en un amplísimo abanico de posibilidades; otros lo logran con verdades, pero es lo más parecido a hacerse rico: nadie lo hace trabajando.. así que a buen entendedor...
      Por fortuna, y como digo en la entrada, también se hace necesaria la mentira en lo cotidiano de nuestra vida. Es bastante bonito ser honesto, agradecido, fiel consigo mismo... pero a veces, muchas veces, una mentira a tiempo engrandece y hasta salva...
      Si somos desconfiados (y buscamos con insistencia la mentira), nos perderemos al honesto que nos cuenta la verdad... si somos demasiado confiados, ganaremos la verdad del honesto, pero también las mentiras de los que las usan de forma patológica: vivamos la vida, como un juego divertido en el que también influye el azar, y por supuesto, las buenas cosas y/o personas...

      Besos.

      Eliminar
  2. Amigo Utopazzo:

    Sí señor, te acabas de marcar un pedazo de entrada. Porque seguro rondaría por tu cabeza que eso de la verdad y la mentira, en distinto grado y cada cual a su manera, es la esencia de lo que pensamos... pero también de lo que somos, de nuestra biografía pasada, presente y futura. Algunos dirán que todo es mentira, otros que no existe verdad alguna. Lo que si analizas bien, no es para nada lo mismo. Ríos de tinta se han vertido para aclarar ... lo que parece inaclarable hasta en el mundo de los sueños donde todo parece posible. Dado que profundizar mucho me temo que sería interminable, voy a centrarme en algunas máximas que has hecho bien en traer. No con el propósito de elegir la verdadera, pero sí como sano ejercicio neuroemocional que nunca está de más hacer.

    "La verdad, te lleva a cualquier lugar. La mentira, te salva".

    En esta frase, la verdad sería el presente, ese camino machadiano que se hace día a día y que busca la verdad como asidero. La verdad te abre caminos insospechados, pero no te salva. La mentira sería el futuro, la que necesita negar esta vida a cambio de otra hecha de futuro y que como redentora , te salva. Te quita una verdadera y te ofrece otra posible ... o falsa. No obstante, si salvar es sinónimo de escapar de la realidad en este mundo, entonces la cosa cambia. En esto, por ejemplo, los poetas son unos magníficos escapistas. Son unos grandes mentirosos de la realidad, a la que transfiguran a su antojo y nos la devuelven transmutada en toda su belleza. Lo mismo que los grandes genios de la pintura o la arquitectura y demás grandes creadores.

    "La mentira, te lleva a cualquier lugar. La verdad, te salva".

    Cierto, con la mentira casi siempre se llega más léjos que con la verdad. Pero la mentira es una condena a vivir sin la verdad, a veces para toda la vida. A no ser que la verdad te salve.

    "La verdad, te lleva a cualquier lugar. La verdad, te salva".
    "La mentira, te lleva a cualquier lugar. La mentira te salva".

    Ambas son ciertas, es una mera cuestión de elegir entre la verdad y la mentira.

    Espero tu respuesta y continuamos.

    Un abrazo.

    ResponderEliminar
  3. Amigo Prometeo, tu sabio comentario, bien vale una entrada: eso si es un pedazo de entrada y/o comentario.

    Comenzando por el final, te diría que sí, es más fácil llegar más lejos con la mentira, que con la verdad... no siempre, pero casi. Si nos remitimos a los hechos, sólo hay que prestar un poco de atención para darse cuenta de ello. Y como dije una vez a alguien en un comentario, en este caso es como decir aquello de nadie se hace rico trabajando... algo parecido.
    Por suerte, siempre nos queda la grandeza del honesto e inteligente escritor, compositor, artista en general y/o periodista o informador para recordarnos que también la verdad, hay que buscarla. Como dijo Machado en uno de sus poemas "Mi verdad no. La verdad... y guarda la tuya, que es poesía".
    También Mozart (a mi entender), mentía con su música, por varias razones: la primera y principal, era que hacía "trampa" en sus composiciones, cuando era requerido por la corte para componer la música que "quería" oír el pueblo... luego, era uno de los compositores (según recientes estudios) menos previsibles a la hora de seguir sus composiciones. En realidad, él junto con su gran amigo F. J. Haydn, se "reían" de la nobleza, reyes e incultos en la Europa de su tiempo, cuando en realidad hacían la música que ellos querían, haciéndola pasar por "comercial", y en cuanto a aquello que era poco previsible, lo hacía como el mejor. Esto último sería largo de exponer... todo llegará.

    No has podido hacer mejor "desgrane" de esta ambivalencia (verdad, mentira...) que, recordemos son dos conceptos morales introducidos (bastante aceptables creo yo)por el hombre que nos rodea, del cual somos partícipes.

    Cierto es que para salir airoso en un momento dado, te puede salvar tanto una verdad como una mentira... en nuestro grado de nobleza, inteligencia o (admitamos si se quiere) el azar, forma también parte de ese equilibrio y /o crecimiento del que hablas.
    Según recientes estudios, el hombre miente por término medio unas treinta veces al día los que más, y unas tres los que menos. En todo caso, cuando alguien miente de forma patológica (y por desgracia existen millones de casos), acaba por perecer a su forma: no siempre se salva, porque en ocasiones, nadie le creerá aunque diga la verdad... y en el caso contrario, donde un sujeto crea que debe decir siempre (y absolutamente siempre) la verdad, tampoco le salvara en el momento en que tenga que mentir, pues no sabrá hacerlo...

    Creo que hay que buscar un equilibrio y no fijarse demasiado en ello. Como escuché en un documental, todos necesitamos para sobrevivir el "autoengaño"... Además, quien hace de policía tratando de buscar al mentirosos, es posible que encuentre a muchos, pero también se perderá la verdad de quien la pronuncie. En caso contrario, si vas de confiado, ganarás muchas verdades; pero entre tantas, se colará más de una mentira...

    Seguiremos. Un abrazo.

    ResponderEliminar
  4. Buena entrada. Deberíamos hablar de nuestraa verdad y nuestra mentira. Siendo nuestras no tienen más remedio que ser absolutamente subjetivas. La mentira tiene mucho de verdad y la verdad mucho de mentira.

    Llevas la música como una segunda piel. O tal vez como la única piel.

    Un fuerte abrazo, Utopazzo.

    ResponderEliminar
  5. Gracias Queti.
    Me ha recordado algo tu comentario, sobre la subjetividad... En la película de Woody Allen, "Las últimas noches de Boris Grushenko", mantenían una conversación muy filosófica, Keaton y Allen (protagonistas ambos), sobre ésto... "La objetividad es subjetiva... sí, -respondía uno de los dos-, pero la subjetividad es objetiva también... sí, pero la objetividad implica subjetividad... y así mantenían una conversación que entraba en un bucle, sin resultado satisfactorio (o sí...).

    Me ha encantado ese tu pequeño poema, sobre la música y la piel. La verdad, si te soy sincero, no había reparado en ello.

    Muchas gracias, y un fuerte abrazo también para ti.

    ResponderEliminar
  6. Al leer por primera vez tu recién publicada entrada iba trenzando el hilo de mi comentario, pero mientras avanzaba en la lectura me dí cuenta que íbamos en la misma línea y te adelantabas a mis ideas (que para eso la idea es tuya), así que lo dejé unos días y ahora vuelvo.

    Yo incidiría en la cuestión de ¿por qué mentimos?, o por qué decidimos decir la verdad, si es que lo decidimos, ya que no siempre ambas opciones emanan de la plena consciencia de nuestros pensamientos. Entre lo que queremos, lo que deseamos y la realidad existen, digamos, desajustes. Es aquí donde la mentira juega un papel esencial de regulador o compensador de esa circunstancia, adversa, y que menoscaba nuestra autoestima. Cuando "escogemos" la opción mentir o decir la verdad creo que de alguna manera perseguimos la felicidad, o incluso hacer felices a otros. Es evidente que también se consigue el innoble objetivo de hacer daño a los demás, pero me parece que por aquí, no es el caso. Se miente hablando sin cesar, y también en el silencio, por no hablar de las medias verdades.

    Para terminar, recurro al gran buscador de la verdad sin pretensiones
    que fue Antonio Machado "La verdad es lo que es, y sigue siendo verdad aunque se piense al revés."

    Besos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Es muy sencillo Ana; mentimos porque nos hace sentir mejores, porque nos hace colocarnos a la altura del que más miente... nos decimos “También yo, valgo tanto o más que ellos…”; sencillamente, es algo natural porque entre la verdad y la mentira, está el uso de ese concepto moral humano, y bastante imperfecto por cierto: creo que sería tal vez el primer resultado de establecer la verdad, como bien de interés sociocultural, allá por los comienzos de los comienzos, y sin que estos conceptos, se supiese de su existencia. Primero fue la verdad, y luego (inmediatamente después), la mentria… ¿o fue a la inversa?

      Creo igualmente que decimos la verdad, casi, casi, por los mismos motivos, aunque en estos casos, es más enriquecedora la experiencia: nos hace creer que somos mejores, que cumplimos con nuestra obligación (la sociedad nos concede el título de buena gente, y hemos de corresponder con evidente brillo ante los ojos que nos juzgan), caminamos por la vida con la cabeza alta… en fin, creo que entre tanto, buscamos el equilibrio. Aquél que dice no mentir nunca miente, y quien parece mentir siempre, también te está mintiendo... Aunque para ejemplos donde se podría utilizar la guillotina (aunque fuese de forma figurada y como escarmiento del mentiroso por oficio), ya tenemos a la clase política… y la gente andando por la calle, como si (aún) no sucediese nada…

      Besos.

      Eliminar