martes, 10 de enero de 2012

Sin título

   Esta mañana me disponía a cruzar un paso de peatones a escasos metros del portal de mi casa. Miré primero a mi derecha, después a mi izquierda, y comprobé que el primer turismo que se acercaba, aminoraba su marcha para detenerse... detrás de este vehículo, hicieron la misma maniobra los que le seguían. Cuando cruzaba, miré nuevamente hacia la izquierda, y vi la muerte acercarse, de color rojo. Lejos de aminorar la marcha, aceleró. Creí que me echaba un pulso: a ver quién alcanza antes su cometido. Me quedé justo en mitad de la calzada, sin apenas sentir el suelo que creía pisar. Cuando pude sentir cerca la guadaña, no me corté en mirar al interior y descubrir la cara del que manejaba la muerte: unos sesenta años, pelo rubio y cara de no saber muy bien qué llevaba entre las manos... Es del todo asombroso, cómo nuestro cerebro es capaz de procesar las imágenes en décimas de segundo, y convertir el momento en algo  duradero, casi eterno y ver en el proceso detalles que en otro momento, pasarían desapercibidos. Esas décimas de segundo que separan la existencia, de la no existencia: como pulsar el stop del mando a distancia del dvd, o pulsar el play de la película de tu vida.
   Dejé volar la imaginación cargada de insultos, y estos se fueron a dar alcance  al rojo sobre ruedas. Sentí unas ganas tremendas de volverme un ser con poderes de un dios mitológico, y dar alcance de inmediato a la muerte sobre ruedas... luego supe que no sería posible. Aún sigo aquí.

   Sin título, porque estoy sin palabras. Porque no encuentro el papel, el lápiz... porque no soy capaz de escribir nada. Porque sin título queda como huérfano, pero no solo. Porque da más pena, más lástima que con título. Sin título porque cuando miro dentro de las cosas, de las personas, encuentro vacío. Porque habita un sonoro silencio. Porque el frío petrifica hasta el vaho, dejando una cortina infranqueable. 

   Porque el final del Requiem, siempre es el comienzo del final que nunca llega: un bucle en el tiempo que te castiga a seguir aprendiendo, para no obtener título alguno; sólo el de conocer de antemano el resultado final. Porque el fuego nunca es eterno. Porque el dolor, tampoco lo es. En cambio la vida, sí lo es, porque ésta, está afuera. Porque escapa al frío, al vacío... busca los sonidos acompasados, casi febriles, producidos por las vibraciones del amor, del temor, del deseo o del anhelo: éstas, buscan el final infinito y nunca retornan, mas que con título... es eterna, mientras dura.


Sin título from Rafa Ordóñez on Vimeo.

    "No hay necesidad de fuego, el infierno son los otros."

                                                                     Jean Paul Sartre

18 comentarios:

  1. Joder, espero que estés bien Utopazzo, y sea solo un susto culpa de un pre-jubilado. Un abrazo.

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  2. Las emociones y las sensaciones más abstractas e impactantes no pueden, ni deben, tener título.

    Intuyo cierta desesperación y desánimo. Espero que no sea así.

    Admiro tu pasión por la música.

    Un fuerte abrazo

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    1. Paso a responderte, Tú conmigo: encontré este comentario perdido, y estaba en "Spam"... ahora entiendo por qué conocía este comentario (apareció en mi correo...), y no aparecía en la entrada. Lo he puesto; y por si entras de nuevo, te diré que con tu comentario, te contesto igualmente, pues es cierto que nada de esto de lo que dices, debe llevar "título"...

      Más que desesperación o desánimo, era impotencia lo que sentía, ya que la sensación no puede ser más extraña al comprobar cómo hoy estás aquí, y mañana no se sabe dónde, si por culpa de algún loco de estos al volante, te lleva por delante...

      Un fuerte abrazo igualmente.

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  3. Madre mía, una cosa parecida me pasó hace dos años, desde entonces tengo el hombro derecho resentido. Recuerdo que los dos llevabamos prisa, y chocamos. Recuerdo que pensé 'todo puede ocurrir en un segundo'. Espero que no te haya pasado nada.

    Lo del fuego, es más metafórico, y pronto serán las lumbres de San Antón, deberíamos quemar un poco de sufrimiento, que se nos avecina mucho y en grandes dosis.

    Un abrazo.

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  4. Estoy bien Dani, sólo que aún (creo), estoy en el paso de peatones atónito...

    Un abrazo igualmente.

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  5. Encarni, no me sucedió nada... aunque creo que he dramatizado demasiado la entrada, para darle mayor énfasis al "adorno" del vídeo.
    Fíjate, que el vídeo estaba ya editado, la entrada estaba terminada, hasta que me encontré esa mañana con el pre-jubilado...
    Aunque llevas razón en el tema de la metáfora y el fuego, mi intención ha sido otra... a ver quien desenmaraña el drama... Es obvio por otra parte, que la apreciación particular de cada uno, sea diferente y de difícil lectura, tampoco pretendo mas que "remover" conciencias o lo que cada uno quiera ver.

    Un abrazo.

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  6. Si no hubiera comprobado de primera mano tu integridad me habrías preocupado con tu nueva entrada.

    Utopazzo, la vida está afuera, como dices, y dentro...seguir aprendiendo no es un castigo, todo lo contrario, tampoco lo es el dolor que produce el anhelo, el amor, la vida, los errores. Tenemos una marcada tendencia cultural a sublimar en exceso el resultado de nuestros proyectos o ideas, fíjate en la sociedad actual que hemos creado y mantenido entre todos, primando los resultados (sin valorar el proceso) que consistían básicamente en el éxito económico y ¿social?, qué es ahora.

    Nosotros también somos los otros y hasta el infierno tiene su contrario.

    Un beso.

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  7. En estos casos, me acuerdo de lo de "no somos nada...". En un abrir y cerrar de ojos un energúmeno te manda 2 meses al hospital, y gracias, y una pierna rota, y cojo para toda tu vida, y a saber qué consecuencias más.

    Suerte que luego piensas en el pre-jubilado, y en cómo el destino le tiene guardado su merecido, en forma de algo que ni imaginamos, que puede ser incluso sutil, pero siempre irónico. Porque él, tampoco es nada... El vídeo genial, como siempre, sobre todo la música, que siempre parece potenciar lo que en él se puede ver.

    Saludos.

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  8. Bueno Ana, ya le comenté a Encarni que posiblemente, dramaticé demasiado en mi "confesión". Es cierto que estas situaciones las hemos vivido ya (tal vez en demasiadas ocasiones); ya conoces mi parecer al respecto: cuando somos peatones, creemos que todos los conductores son imprudentes y desairados cuando se les recrimina una acción que entraña cierto peligro (o mucho...), y cuando somos nosotros los que vamos al volante, creemos igualmente que el peatón es un imprudente... es la idiosincrasia del ser humano; o como sentencié una vez, "La aquiescencia humana: endulzar el café"... sabes que a mí, me encanta con todo su amargo ser, sin añadirle azúcar. Por suerte, no pasó nada y lo mejor, es que he decidido dejar de fumar (no sé cuando comenzaré, pero lo haré...) y además dejar de cruzar por ese paso de peatones, en este último caso, comencé ayer mismo.

    Siempre pensé que es mejor no ponerse metas en la vida. Es mejor hacer un recorrido sin línea marcada, por el que te vas encontrando todo tipo de situaciones, que también te enseñan, que también te muestran el camino... ¡La de bifurcaciones que tiene la vida! Y respecto a la sociedad, es la que es porque el ser humano está sobrevalorado y sublimado... el único que sabe tropezar en la misma piedra, dos o más veces. Yo lo hago a menudo; incluso con atriles mastodónticos de hierro, que me encuentro por la calle sin saber muy bien que hacen allí; y provocando un micro-temblor de tierra... como ayer por la tarde. ¿Recuerdas cómo se partía de risa Pablo...?
    En definitiva, lo mejor de todo, es no arrepentirse nunca de nada... nunca podrás cambiar nada. Yo, no me arrepiento en absoluto de mi situación actual, porque ésta, viene marcada por todos esos caminos bifurcados, con sus piedras o atriles.

    Un beso.

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  9. Javi, eso mismo es lo que suelen decir los “abuelos” o personas mayores con cierto pesar “no somos nada (o nadie)”. La verdad (que ya mencioné en un comentario) es que la entrada estaba ya terminada, el vídeo terminado… pero sucedió esto, y lo añadí como un adorno más (al más puro estilo de aquel que busca una respuesta y cree encontrarla en lo que ya tenía recién salido del “horno-ordenador”.

    Me alegra sobremanera que te gusten mis vídeos, pero he de confesarte un secreto, desde mi más profunda humildad y fidelidad a mi forma de pensar (por la que soy incapaz de atribuirme algo que no me pertenece) he de decirte que todo, está en la música; no hay mucho más. Creo que en un noventa y tantos por ciento o así, es como consecuencia de la música. Cuando escucho algo (sea del tipo que sea) le añado mentalmente imágenes según mi criterio, o lo que quiero contar; pero reitero que la música es el secreto. Sin ella, el vídeo diría muy poco. Así pues, el mérito en este caso, es de la genialidad de G. Verdi y su pedazo de Requiem…

    Muchas gracias, y un abrazo.

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  10. !Que susto más grande111,no sé si tu ibas por el paso de peatones y el coche iria llegando tarde a una cita que no sabía que igual no llegaría? te pregunto algo? como estabas?, pues menos mal que lo cuentas que dirían otros. Conductor amigo Conductor ,,,,,,,
    http://youtu.be/1ZDzVdYoEps
    Saludos

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  11. Pues sí, Carla: susto grande, e iba por el paso de peatones 8que como ya le he prometido a Ana, no volveré a cruzar...) y casi con total seguridad, te podría decir hacia dónde se dirigía el presuroso pre-jubilado: creo que iba al médico, y si lo hubiese podido seguir, habría ganado mi apuesta personal. El motivo de mi segura aseveración, me la reservo...

    El tema del amigo conductor, me trae recuerdos de mi memoria infantil: siempre estaba sonando en la antigua radio de lámparas... Te puedo asegurar, que este tema es el himno (cuasi) oficial de los camioneros. Bastante pre-claro en su mensaje.

    Mira éste y no pierdas detalle, va más en la línea de los cuasi milagros... http://youtu.be/okAeCEODrFs

    Un abrazo y gracias por tu comentario.

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  12. Utopazzo, comparto tu idea de no poner título a la entrada. Si hablamos de la vida y sus tropiezos con finales creo que felices en este caso a pesar de la confusión inicial o también infelices, sería un error titularla de antemano. Ya que nombras a Sartre, ese ser-para sí es nuestro ser biográfico que se va conformando día a día para llegar a saber dónde. O no llegar nunca. O simplemente a parajes insospechados. Haces bien en no arrepentirte de nada, sería una redundancia. Y ese fuego debería ser siempre iniciático y purificador. Cada cual juega con las cartas que le ha tocado y en esta enorme timba, algunos no se contentan con lo que le ha tocado y se tornan tramposos o recurren al engaño, la violencia contra el vecino o sencillamente acaban por dinamitar el garito. Sobrevalorado lo llamas tú, sin estar en absoluto desencaminado. Como dijo Machado, de cada diez nueve embisten y uno piensa. No seré yo quien le quite la razón. Pero ya ves, cuando todo parece estar perdido, apareces tú y nos regalas con este genial Réquiem. Como para remediar lo irremediable. Con esa generosidad haces dádivas que tal vez no merezcamos. En cualquier caso, se agradece de verdad.

    Y cuida tus pasos, que de de piedras, hoyos y paredes está la vida llena. Que hay otras formas de escapar del aburrimiento, menos onerosas. Además, tu ausencia nos crearía un enorme agujero negro y no soy lo suficientemente valiente para ir a buscarte a no sé qué dimensión. Aunque pensándolo bien, para lo que hay por aquí ....

    Un abrazo.

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  13. Me ha encantado la frase de A. Machado, y ciertamente refleja muy bien el porcentaje de estulticia contenido en el planeta: así van las cosas, y así irá creciendo la bola de nieve hasta llegar a la falda de la montaña... eso, si antes no nos alcanza el temido (¿?) asteroide que un día terminó con los dinosaurios, y otro con la humanidad casi en su totalidad; aunque ya puestos...

    A bote pronto y si se lee al pie de la letra, se puede llegar pensar que soy un pesimista abatido, destrozado o falto de esperanza... para nada; otra cosa bien distinta es lo que se prevé, lo que se presupone: ¿equivocarse en las apreciaciones? Puede, pero recuerdo una genial frase que aparecía en un film de Lars von Trier y Jorgen Leth, que decía: "Intento engañar al mundo, porque no quiero pertenecer a él". Cautivadora frase esta. Aunque más cortante y concisa, es esta sentencia de Peter Symonds, donde en su extensión queda reflejada su lacónico mensaje: “Mientras el capitalismo mundial va titubeando de una crisis política y económica a otra, la rivalidad entre las principales potencias por los mercados, los recursos y la obtención de ventajas estratégicas amenaza con hundir a la humanidad en un conflicto catastrófico que devastaría el planeta”.
    *Decir que el tal Peter Symonds, vivió en el siglo XVI en Inglaterra… ¿un adelantado a su tiempo? ¿Un visionario, que viajó al presente?

    Cuido, cuido mis pasos y espero pisar otras dimensiones de una forma más bucólica (y más tarde que pronto), que no unas ruedas pasando por encima de mi ancha espalda... De momento de las que conozco, me quedo con las que me permiten soñar despierto, y las que lo hacen mientras duermo…

    Un abrazo y gracias por tus siempre interesantes aportaciones a este pequeño “instituto” de “somos más filósofos, aunque nos divertimos menos”…

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  14. Permitidme que “destripe” el vídeo, ya que el texto de la entrada, está bastante claro. Bajo mi punto de vista:

    La primera imagen y principal, la de un contenedor ardiendo, viene a decirnos que el fuego lo aniquila todo. Pero no es eterno. Ya se menciona en la entrada.

    La primera imagen que se cuela en el aparatoso incendio, es la mujer soportando un soplete, y éste a su vez, lanza fuego; pero este fuego se puede utilizar para un fin concreto, como es el moldeado del vidrio. No es malo el fuego en conclusión.

    La segunda imagen, es un sujeto mirando hacia una cámara térmica: el fuego que todos llevamos dentro, el fuego que nos mantiene con vida.

    La tercera imagen, el jardinero fiel, que no consigue poner en marcha su pequeña motosierra: le falta la chispa que pondrá en marcha el motor para cortar en la dirección que se quiera; se puede ser útil, o simplemente emular una carnicería: ¡Esto sería terrible!

    La cuarta imagen, el hombre a la puerta de un comercio pidiendo ayuda económica, que viene a representar el infierno que para algunos supone su sola existencia: quizás él no haya elegido ese infierno que no es visible por la gran mayoría.

    La quinta imagen, una pelota de plástico que parece flotar por algún elemento que la empuja hacia arriba, en manos de una niña: es bien sencilla su lectura, pues parece querer decirnos que la pelota de “todo”, está en el aire.

    La sexta imagen, una gran cola humana de gente mayor, dispuesta a depositar su papeleta bien meditada, en las urnas de algún colegio electoral. Esta imagen queda remarcada en un blanco y negro que nos hace recordar pasados teñidos de grises y oscuros pesares. Una sociedad que posiblemente camine al pasado en un intento conservador.

    La séptima imagen, es de las mejores pues ese rebaño de ovejitas cabizbajas, recorriendo el sendero que las llevará al mismo lugar de siempre, nos recuerda que pese a ser libres en apariencia, éstas no son mas que simples siervos del presente; éste se presenta con una imagen en color, a diferencia de su predecesora, para recordarnos que estamos en la actualidad, pero seguimos igual: un poquito más ampulosos.

    La octava imagen, es parte de la principal, donde un camión de bomberos se acerca raudo a extinguir el pequeño infierno; uno de tantos.

    La novena imagen, esa incesante piedra móvil girando sobre un pedestal por la fuerza del agua, me descoloca, pues podría tener varias lecturas. Por la que me decanto es, por ese “Perpetuum Mobile” que tanto trajo de cabeza a Leonardo da Vinci y su complejidad frente a lo imposible: todo termina por detenerse, tarde o temprano.

    La décima imagen, bastante clara en su información implícita: manos que amasan alguna receta de repostería, o lo que es lo mismo: todo lo que nos atañe, está siendo ya amasado.

    La undécima imagen, es la más conmovedora por su cruel mensaje. Aves sobrevolando algún campo, sin prisa, esperando a que su presa caiga: sin duda alguna, son carroñeras. Sobra el enunciado.

    La duodécima imagen, en contraposición a la que le precede, es tierna y cautivadora: el beso de alguien anónimo a su amada. Quizás, lo que habla de la eternidad, se traduzca en amor.

    Espero no haber “matado” al vídeo con mi atrevida crítica cinematográfica.

    Saludos.

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  15. ¡Jaja...! No sólo no has aniquilado al vídeo, anónimo, sino que lo has elevado a una categoría inmerecida. Yo no lo habría hecho mejor. Muy buena observación y medida; no has dejado nada para el siguiente "crítico"... jeje.

    Muchas gracias pues de paso, has ayudado a todo aquel que no entiende mis vídeos y/o entradas... nunca están de más estas observaciones, aunque ya te digo yo, que mucho tiene que ver con el azaroso tiempo, y no siempre se quiere decir (y es cuando alguien lo entiende...) y en cambio en otras ocasiones, sí se quiere "decir" algo, y es aquí que aparece alguien y dice: no lo entiendo... O simplemente le pasa desapercibido, o yo no sé transmitir correctamente.
    Saludos igualmente para ti.

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  16. Amigo Utopazzo, no había leído esta entrada, y me ha impresionado, aunque hay veces que se puede perder la tiza para seguir escribiendo o ese papel para seguir plasmando la inspiración, o esa mirada se encuentra perdida, o aquella sonrisa vacía... ¿sabes que me ha entristecido esta entrada? menos mal que es agua pasada y que sigues entre nosotros, porque leerte, para mí es un placer, como cuando se escucha esa música que llega al alma, así llegan tus palabras y reflexiones a nuestras miradas, por favor, no dejes nunca de escribir.

    Besos.

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    1. Amiga Carla, gracias de nuevo por pasearte por estas páginas virtuales, y dejar tu impronta, en algo tan paradójico como es la trivialidad del momento vivido, y la necesidad de firmar lo que asevero, con mi presencia delante del ordenador: poco hilo, y además bastante frágil, es el que une la vida, del otro lado... por desgracia, no ha sido la primera vez. De momento, aquí sigo y seguiré escribiendo (no abandonaré, como dices), hasta el momento en que lo haga... de nuevo una paradoja que es tan obvia, como necesaria; como conocer de antemano que mañana de nuevo saldrá el sol, hasta el día en que no lo haga... aunque para ello falta algo así como cinco mil, millones de años; años arriba, año abajo...
      También la tristeza, nos alimenta y muestra bifurcaciones en nuestro rededor... aun así, prefiero que nadie esté triste.


      Muchas gracias por tu (siempre) interesante aportación.
      Besos.

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