lunes, 30 de agosto de 2010

Abducciones en el cortijo

   Estaba ya acostumbrado del todo después de dos días, durmiendo en el salón oscuro, en un colchón hinchable (la mar de cómodo) pero recordando la primera noche donde acabé en el sofá de dos plazas, por desgracia, y durante tanto tiempo que aún tengo el sueño de ese día pendiente. No tuve más remedio que  hacerme de mi quit de supervivencia justo al alcance de mi mano. Éste, se componía de: tapones de espuma para los oídos, que aun no oyéndose ni una mosca en el silencio absoluto de la noche, éste, se rompía continuamente con las visitas al baño de los inquilinos; que al ser tantos en el cortijo, no había momento de tranquilidad; botellita de agua y linterna; muy recurrida esta última, para mis visitas al baño; toda vez que me despertaba de contínuo y aprovechaba el trasiego para no ser menos. Luego cada mañana, me preguntaba para que quería los tapones, si no los usaba...pero bueno, estaban en el quit.
   De regreso del baño, me acuesto recordando el sueño que había interrumpido minutos antes, y que "accionaba" de nuevo para no perderme nada; caí rendido y en menos de una décima de segundo estaba en manos de Morfeo. En estas (no habría pasado ni medio segundo) noto que alguien me toca los pies; giro la cabeza buscando en la más absoluta  oscuridad, y veo sobre mi margen derecho, una pequeña luz que se apaga al momento; una luz que sólo iluminaba el entorno más cercano, no dejando ver nada enrededor suyo.  Medio segundo más tarde, oigo una voz que me dice. Rafa, Rafa!...- la hostia!...- digo yo todo despierto con la misma rapidez que me había dormido-, seguido de una frase irreproducible en este lugar que vendría a ser algo así como: la madre de Jesús, algo de un burdel, y el acto de estar sentado en el retrete mientras lees algo interesante...susto incluido.


   Tanto hablar de las aducciones, y parece que me va a tocar a mí...- eso, lo pienso en décimas de segundo- luego creo haber tenido una alucinación transitoria; pues habiendo visto la luz aparecer y desaparecer tan rápido, no podía ver a nadie cerca; pero me habían zarandeado  las piernas y pronunciado mi nombre!- Rafa, que soy yo...- me dice la voz dulce y cálida de mi amada-, mientras yo, seguía oyendo el eco de la  frase irreproducible que segundos antes, surgió desde mis entrañas.

sábado, 28 de agosto de 2010

¿Qué es la vida?

   Conozco personas muy cercanas con las que he mantenido charlas sobre la vida, su origen y el significado. Es difícil ponerse de acuerdo sobre un tema tan "metafísico". Algunos concluyen que la vida es un error, otros que es una casualidad o en su gran mayoría, no lo entienden o "culpan" de ello a un creador. Ésta última es quizá, la más recurrida; mas creo que es una forma cobarde de tirar la piedra y esconder la mano. No creo en un creador, al menos en el Gran Creador o Dios, como tal; pero eso no me asusta y a demás es un tema muy, pero que muy trillado. Yo quiero ir más allá, buscar un "sentido" a la vida, un tratar de saber, qué hago yo aquí, qué hacemos aquí... igual no es tan necesario y el significado o el sentido, está más cerca de lo que creemos...al menos, yo creo haberlo descubierto; y cuando digo descubierto, quiero decir "mi" sentido de la vida, que podría ser de forma diferente para un creyente, un occidental u oriental o simplemente, para una persona (que también las hay) que no se lo pregunta y no da más importancia a este tema.

   Escuchando música, encuentro múltiples formas de relajarme, de buscar en mi interior, en el exterior, reir o disfrutar simplemente. Cuando escucho a Mozart, esto es diferente; todo cambia: elevo mi espíritu y algo en mí se transforma -esto no debería asustar pues siendo como soy, no cambio demasiado en vista que escucho a Mozart desde muy joven, y soy así desde entonces- y siempre encuentro respuestas a mis preguntas.
   Cuando Pablo nació, encontré un sentido a mi vida. Espero que él, igualmente cambie poco a poco conforme crece; pero no demasiado, ya me gusta como es; y él escucha Mozart desde el vientre materno. Sigue a día de hoy escuchando al genio (entre otros) y si sigue así, espero que al menos en esto, se parezca a mí; es decir, eleve su espíritu y alcance lo que divise a lo lejos. Con la única salvedad, de que llegue a ese horizonte, y sepa qué hacer una vez allí; que aun habiéndolo visto yo, no he alcanzado nada...en eso, que no se me parezca. 


   Escuchando este tema, Mozart quizá responda a preguntas expuestas anteriormente. Quizá esa gente que cree que la vida es fruto de la casualidad o es un  error, sepan apreciar este arte. No digo que no sea un error o una casualidad; yo no lo sé, tampoco digo que Dios no exista (si existe, allá él), digo que no creo en él. 
   Sólo sé que por oir esta maravillosa música, merecería la pena vivir. 

jueves, 26 de agosto de 2010

Lágrimas

  Encuentro difícil de soportar ver cómo se escapa alguna lágrima; sobretodo si ésta, es de un niño. Hay verdaderamente  miles de formas en el llanto; millones diría yo. Todas estas formas tendrían una lectura directamente proporcional de quien derrama esas lágrimas y de quien hace esa lectura. Hay veces que se me rompe el alma con algunas situaciones que encontrarías cómicas, lógicas o trascendentes, pero todas ellas comprensibles, o casi en su mayoría. Ver llorar de alegría, no te rompe el alma pero si sientes empatía por esa persona, aunque no la conozcas, es fácil emocionarse con ello. Cualquiera de las múltiples, y únicas formas de llanto, sea por lo que sea, te mueve los cimientos. Al menos a mí, me sucede.
   En estos días recientes, decidimos que Pablo debería dormir en su habitación solo. Lo hemos intentado varias veces, y siempre es el mismo resultado: tarde o temprano (más temprano que tarde) acaba abandonando su habitación para ir en busca de alguno de los dos: mamá, o papá. Podría distinguir miles de formas de llanto, llantina, lloriqueo...¿Podría?. Saber en cada momento cuando es sincero, cuando finge, cuando es más o menos forzado...y de todas ellas, siento verdadera lástima porque quiero meterme en su pensamiento y tratar de adivinar realmente, lo que creo que es; y me doy cuenta que es un niño como todos,  como cualquiera de nosotros y que tiene miedo; ese miedo abstracto que persigue al hombre desde su aparición como tal: miedo a la oscuridad. Nuestro complejo cerebro, elabora a su alrededor una serie de ecuaciones en milésimas de segundo, y que al parecer, no tienen solución, no es fácil de resolver...
   Pero hoy, viendo a Pablo salir una y otra vez de la cama para ir a "buscar" la solución, me doy cuenta lo frágil que es el hombre (y lo he visto en él) cuando no hay luz.




   Cuando lo veo feliz, me rompe el alma, cuando lo veo llorar, me hace feliz saber cuanto lo quiero.
    

martes, 24 de agosto de 2010

Volver

   Acabado el verano, parece que todo vuelve donde estaba antes, es decir; la monotonía del trabajo, el cole, las noticias más serias en los medios, la liga...aunque realmente, nada cambia; somos nosotros los que con nuestras ganas de coger las siguientes vacaciones, aceleramos y cambiamos o intentamos hacerlo con el tiempo, o en su defecto haciendo planes a medio y largo plazo, y decir como la chica que oí allá por primeros de noviembre: "Tía, que ya estamos en Navidad, que quedan cuatro días..." decía muy contenta por el móvil. Y así, intentando acelerar las cosas, lo conseguimos.    
   El año, debería pues comenzar el primero de septiembre pero la iglesia, creo que no estaría por la labor ya que arruinaría su Navidad; que por otro lado, no sé por qué se celebra, primero, en un estado laico, y segundo por qué se empeñan en querer demostrarnos que es más bonito entre diciembre y enero, si  Jesús (si es que existió, que yo tengo mis dudas) nació posiblemente en verano...pero sin querer meterme con la iglesia fantasmal que me rodea y sus ministros, que ya tendré tiempo, voy al grano: vuelvo a mi casa, con mi mujer, con mi hijo, con mis adorables vecinos; los tranquilos y simpáticos, los educados y sobretodo, con los ruidosos, con los que me ponen de mal humor; eso si que es importante para mi salud y la de los míos. Vamos, lo cotidiano...¿O no...?


  Tengo una vecina que ha tomado la costumbre de sacar la bolsa de basura, al rellano de la escalera; para que dentro de su casa, no huela, o no le cabe; pero que es una bolsa normal y corriente,vamos...digo yo que será por eso y no por otro asunto que en tal caso, se me escaparía. Esto no hace ruido, menos mal, pero molesta. Aunque parece ser que a nadie molesta más que a mí; no hay vecino que diga nada al respecto; ni siquiera yo lo hago para no ser más raro de lo que ya soy. 
   A mi vecino de arriba, le hemos puesto el "brocas" aunque hace bastante que no utiliza el berbiquí a motor, y siempre en horas de, llámese, descanso: siesta, madrugada. Debe tener la casa como un queso de gruyere, o una pinacoteca de la que estaría muy interesado en visitar...ahora se dedica a desplazar el mobiliario de un lugar a otro, pareciendo buscarle sitio; pues debe tener tanto, que no le cabe. Día y noche, y creo que sólo descansa cuando está ausente (posiblemente trabajando en una empresa de mudanzas) o se ha quedado dormido por el cansancio.
   Viva lo cotidiano, que por otro lado es a lo que estamos acostumbrados; no podía ser de otra manera cuando de vivir rodeado de individuos individuales e individualistas, se trata. A demás creo por informaciones de oido, que todos vivimos más o menos de la misma forma; es decir, con los mismos vecinos: los adorables, los indeseables, los misteriosos...en definitiva, en el mundo. 
   Yo, vuelvo a lo "casicotidiano"
   


lunes, 23 de agosto de 2010

La perorata de Tomás

   Tomás se nos acercó buscando compañía y le invitamos a sentarse y tomar algo. Observé que le faltaba una uña del pulgar izquierdo, y le pregunté el porqué. Sacándole un diente a un caballo -me dijo- el muchacho que lo sujetaba, le dió miedo, lo soltó y el caballo me dio un "Bocao"...imagínate los dientes de un caballo. No veas cómo duele.
   Eso es lo único que recuerdo con sentido de lo que vino a soltarnos después; y es que entre el cansancio acumulado de las visitas por la sierra y el no dormir ni de día, ni de noche, no podía prestar atención a lo que iba contando, demostrando una memoria portentosa. Las frases se me juntaban una después de otra y adquirían un significado como abstracto, y me imaginaba un "Collage"  con imágenes que iba casando para hacer una película de recortes.
   Casi todos los nombres que aparecen son ficticios; pues si no era capaz de recordar ni una sola frase con significado, no lo iba a hacer con nombres y apellidos, de los que él, sin duda recordaba. Ahora, ni yo sabría con certeza cuales de estos nombres, son los auténticos y cuales no. Sólo los de Tomás y el duque de Wellington, sean quizá los únicos verdaderos.
   Cuando le volví a preguntar por las sequoias que aparecieron un buen día por la sierra de Huéscar, me comentó que las había traído un duque llamado Wellington, sin saber precisar qué edad tendrían aproximadamente, pues pasó a la acción y para mí fue como ver las imágenes de un "cinexin" que iban a delante y atrás, según el gusto del proyeccionista; todo esto entre sorbo y sorbo de cerveza...aunque la jarra que él pidió, debía de ser un vino especial.
   Cómo iba diciendo, éstas, llegaron del Canadá y están ahí arriba...yo estuve en la finca trabajando con Don Julián Ramón y tenía unas bestias, de las que le compré dos...el hijo era muy amigo mío y estuvo trabajando en la fábrica de tractores  que luego se llevaron a Martorell...el General Moya, me hizo un pase especial para montar los caballos, pues aunque aparentaba la edad, no la tenía...y subimos a la sierra, al cortijo del mejor rejoneador que haya habido nunca Don Antonio del Pino; éste está enterrado en Albacete...una chica, María Berenzuela, hija de Don Manuel Berenzuela Salistre, con aires de suficiencia que dice querer montar a un caballo...-je, le digo yo- mi padre me deja hacerlo pues tiene muy buena experiencia con los caballos -me cuenta ella- a lo que yo le respondo, que su padre no sabría distinguir entre un caballo y otro  de cartón...
  

   Es sólo un pequeño extracto  del soliloquio de Tomás. Nos tuvo al menos una hora sin oírse más palabras que las suyas. Por más que intentaba, no lograba entender qué quería transmitirnos. Descubrimos su portentosa memoria, pero a día de hoy no sé que nos quiso contar y sólo recuerdo piezas sueltas de ese gigantesco puzzle que trató de montar en torno suyo y su pasado más reciente.

Grupo de sequoias en el paraje "La Losa", en el término de Huéscar. Es posible, que Tomás te lo encuentres cerca

domingo, 22 de agosto de 2010

El mejor remedio: el placebo que uno elige

...Y resultó que estando en la piscina, observamos a papá frotándose con una crema especial, según él, su maltrecha rodilla debido a una artrosis antigua y que le acompaña desde años atrás. Nos comenta que de todas las cremas o ungüentos que le ha recetado su médico, ninguna le hace efecto alguno, salvo ésta crema que además, sirve para picaduras de cualquier "Bicho", hinchazones, hematomas o torceduras de todo tipo. Dedica un buen tiempo a untarse con la pócima mágica, no sin convicción y con total seguridad de que es lo mejor que ha encontrado en el mercado. Le preguntamos entonces qué crema es esa, y mostrándonos el envase, nos vuelve a repetir lo anteriormente expuesto: "Es lo mejor que hay para todo; sirve para todo...échate ahí y verás, señalando una zona de la piel enrojecida..."- nos dice.
   Soltamos entonces unas sonoras carcajadas cuando comprobamos que la famosa y milagrosa crema, no es otra que "After Sun".
   A día de hoy, sigue con sus friegas diarias y comenta aliviado que es la mejor medicina que encontró (no sabemos la fuente) y en cambio, las del médico, ese "Payazo" según él, no le hacen nada.


El efecto del ungüento, es demostrable: pequeña carrera, y como si nada.

No pegar ojo

   Después de intentarlo varias veces y de idas y venidas de los inquilinos de la casa al cuarto de baño, estoy cogiendo el sueño cuando mi amada esposa me despierta para recriminarme, que tanto ella como el niño que compartimos, llevan despiertos varias horas oyéndome roncar, y al parecer, no pueden conciliar el sueño. Tras una breve discusión amistosa, no más de un minuto, llego a la conclusión que he de abandonar la habitación para dejarles descansar y contribuir con ello, al restablecimiento de su salud y descanso por partida doble. Marcho al gran salón cual ciego sin bastón, repleto de oscuridad y objetos que sortear (no atinando a encender el habitáculo para no molestar con la cegadora luz de todas las lámparas, a los inquilinos, que algunos duermen con la puesta entreabierta)...desconociendo como desconozco en la oscuridad qué camino tomar, me voy tropezando aquí o acullá, pues nunca fui ciego del todo. Cuando creo haber llegado al sofá, me dejo caer y decido que por fin descansaré en él, hasta que amanezca o me despierte o lo que suceda primero. Compruebo entonces con mala gana y amargura, que el sofá es de dos plazas, y por tanto, bastante pequeño para dormir estirado cuan largo soy: me cuelgan las piernas y me digo para sí, que me espera una larga nochecita en vela. Por suerte la ventana que está justo por encima, está entreabierta y me alivian las ráfagas de aire fresco, así como un cielo totalmente estrellado y un silencio tan transparente, que puedo ver los sueños de todos y cada uno de los habitantes de la casa. Mirando las estrellas, me pregunto qué importancia tendrá este magnífico paisaje e idílico momento, si lo que deseo realmente, es poder (y dejar) dormir...y no puedo. Entonces, cuando creo estar cerca de poder alcanzar a Morfeo, oigo un ruido que me despierta: mi diosa madre se dirige al baño y enciende la luz del pasillo iluminando parte del gran salón; entonces veo cerca de mí, el ansiado sofá de tres plazas, más propicio como catre, que en el que me encuentro. Aparto toda una serie de objetos, ropa y cosas que no reconozco, para hacerme sitio; en ese momento mi diosa madre, sale del baño y para no parecerle una presencia u aparición espectral, si por mirar al salón le diere, decido esconderme y esperar a que entre en su habitáculo; este momento, me parece cómico y enriquecedor; pues me retrotrae a la infancia cuando jugábamos a esconder...
Sofá de dos plazas. Arriba, la ventana con su paisaje estrellado (sólo de noche)
   Ahora estoy en el catre de tres plazas y sólo me asoman los tobillos; esto es otra cosa. Luego vuelve la situación cuasi calcada a situaciones tan parecidas, y al parecer normales: cuando estás a punto de coger de nuevo el sueño, vuelven los ruidos de puertas y arrastrar de pies por el largo pasillo y siempre como meta a alcanzar el cuarto de baño, tan requerido por las noches estrelladas y viento fresco que ahora, divisaba desde otro ángulo. Esta vez, mi dios padre; que reconocería entre un millón, si por la sinfonía de ruidos que le acompañan, se tratase.
   Todavía, no sé si esto que escribo lo estoy soñando, y en caso de estar dormido, veo a Pablo preguntándome una y otra vez, porqué anoche estuve roncando.

Sofá de tres plazas. Vistas impresionantes de la "Vía Láctea"
                                    

viernes, 13 de agosto de 2010

Frases para no ser célebres

"La única certeza que tengo, es: cuanto más sé y más conozco, más dudas tengo respecto a todo. Dudo de todo; luego es una certeza"
                                                                                                    Utopazzo

"Me han pasado una y mil cosas por la cabeza, y sólo me ha quedado una: la duda"
                                                                            
                                                                                                    Utopazzo

"Sólo se habla de un fuego eterno: el infierno, y éste, no existe"

                                                                                                    Utopazzo

"Todo es mentira, salvo la música"

                                                                                                     Grafitti anónimo

"Yo tenía una vida, después puse Internet"

                                                                                                     Anónimo

"Me gustaría oír por un agujerillo la COPE"

                                                                                                     Utopazzo

"La aquiescencia del hombre: endulzar el café"

                                                                                                    Utopazzo

“Hoy mientras tomaba una ducha, vi perderse mi alma por el desagüe. Estaba tan a flor de piel, que  sólo con agua y jabón acabó por desprenderse. Creo que era eso y no otra cosa”

                                                                                                                                     Utopazzo

martes, 10 de agosto de 2010

Reflexiones tras bajar la marea


     
                   Vacaciones...
   La hora de la siesta no existe. Trece largos días durante los cuales, intenté echar una cabezadita...quizá lo consiguiera en algún momento por estar tan cansado (de la falta del dios silencio) que ni acordarme de los sueños puedo. La siesta, eliminada de mi afición.
La vigilancia policial, es lo mejor; simplemente no existe, "no existe". Trece largos días en los que me pareció ver (ya no sé si en sueños) algún coche con dos policías dentro,. como si quisieran pasar desapercibidos: mirad, que estamos por aquí, estamos trabajando pero no nos busquéis pues os podéis apañar solitos...creo sinceramente que eran hologramas emitidos por el edil, desde lugar estartégico; debe ser más barato que contratar los servicios de seguridad del estado...algún coche con dos policías dentro; posiblemente vería a esta encantadora pareja más veces en mis sueños, que en la realidad; teniendo en cuenta las pocas veces que pude lograr dormir...es posible que los haya soñado anoche mismo, desde mi querida cama, en mi casa, con mis ruidos queridos...-cuanto eché de menos mis dioses ruidos, en mi salón esperándome para darme la bienvenida en una fiesta con derecho a descanso-
Los ruidos a motor, algo que pasa bajo tu ventana: un ruido estruendoso (siempre mejor de madrugada) con algo parecido a un individuo o más, sin casco...parece querer levantar el vuelo; lo sé porque ya, siempre me cogía despierto y me adelantaba; la moto o lo que fuere, intentaba llegar hasta mi ventana de una octava planta...ahí me di cuenta que la policía no existe; nos han mentido siempre, en la costa, no existe. Deben ser turistas que te persiguen desde los tiempos más remotos para ponerse alguna vez el uniforme, aparecer en tus sueños y esconderse de ti: todo está pensado para que vuelvas a caer en la trampa; el próximo año, de nuevo me espera el mismo apartamento, el mismo vecino, la misma policía y los pequeños dioses.

Somos más filósofos, pero nos divertimos menos


                                                                    Vacaciones...
   Acercándome a la costa lo veo: volvemos al mismo lugar de años anteriores, donde siempre me dije que no volvería en mucho (o ningún) tiempo; siempre volvemos donde hemos pasado unas vacaciones en las que recordando sólo lo bueno, olvidas con relativa facilidad lo mal que en su conjunto, lo pasamos.
El silencio brilla por su ausencia y como tal, no hay momento que desees no haber elegido el lugar de siempre, para acabar como siempre...no hay ni tres segundos de absoluto silencio desde el último ruido, hasta el siguiente: cuando un coche bajo tu ventana, pasa con algo parecido a música y se detiene un momento para que "tú" aprecies su buen gusto (todo esto, claro está, a volumen de feria)...el vecino, que sin explicación aparente, aporrea con un objeto contundente, no sabes qué, durante largos e interminables minutos; el inquilino de arriba (siempre parece ser el mismo que te persigue, sin saber qué has hecho para ello) moviendo a lo largo de todo el habitáculo, el mobiliario y parece ser, que incluso lo que no se puede mover, también; todo esto a cualquier hora (mejor en la madrugada) y parece querer decirte que está de mudanza...pero no, días después compruebas que no se marchó; que te perseguirá en tu siguiente apartamento.
De nuevo se hace le silencio, hasta los siguientes tres segundos y todo como en un bucle, vuelve a repetirse. Entonces se produce el milagro; justo en el momento en que te incorporas (has decidido no seguir intentando descansar) en ese mismo instante y no otro, cesan los ruidos, luego, vienen otras historias.