domingo, 27 de mayo de 2012

Mi verdad sobre la mentira... por poner un ejemplo





  Ayer tarde tuvimos la ocasión (y la suerte también, porque me di cuenta de ello... del papel que juega nuestro querido cerebro, cual niño pequeño, que se presta al engaño o autoengaño), de presenciar un espectáculo de ilusionismo. Bien es cierto que éste, iba mayormente dirigido a niños entre tres o cuatro años, y adolescentes de diez, doce años.
   Me imaginé las horas y horas de trabajo del mago o ilusionista (o prestidigitador...), tras de sí, para llegar a encandilar a todo el mundo con sus trucos. Cierto es que éstos no pasan de ser divertidos, y a cada cual más increíble: divertirnos y quedarnos boquiabiertos, es lo que viene después. El mago, trata de entretener a través del "engaño", de la realidad modificada hábilmente, donde tu cerebro, y del resto de los que te acompañan (encerrados en su cueva individual), creen ver una cosa cuando en realidad, es otra. Todos sabemos que esto es así; que sólo es un truco, un "arte" sólo al alcance de unos pocos, y es por ello apreciado por el resto de mortales que aplauden con expresión de sorpresa en sus rostros, y agradecen de forma unánime el resultado del truco.

   No me voy a extender más de lo habitual, en relacionar o buscar similitud paralela, y casi, casi perfecta, en el mundo que nos rodea; el más cercano, el de hoy o ayer mismo: también tenemos prestidigitadores en todos los rincones de nuestra amplia visión tanto parcial, como espacial o imaginativa. El problema de estos prestidigitadores profesionales, es que sus trucos o juegos malabares, no nos divierten de igual manera. Hasta me atrevería a asegurar (y apostar algo), que nos duelen bastante; aunque si miramos en nuestro rededor, nos damos cuenta rápidamente que no todo el mundo parece entender el número de magia; pues no se entiende de otra manera, que en lugar de indignarse, parezca que más de uno, dos o tres, aplaudan a rabiar como en el espectáculo de ayer tarde.



   Cartel publicitario, de un número de magia: no  te cobran comisiones (es cierto), importa el negocio... también. Las obras sociales (y públicas) tienen mucho que decir.

   La comisión, ya te la cobran de forma indirecta: concretamente, unos cuatrocientos noventa y siete euros por persona... y eso, aunque no tengas cuenta. Podemos aplaudir a rabiar, o indignarnos.
   





domingo, 20 de mayo de 2012

Mi verdad sobre la mentira




   Dice el filósofo vivir rodeado en mentideros, y que ello no sólo es necesario como el comer, sino que es vital para vivir. Si no lo dijo el filósofo, debería haberlo dicho.
  También esos mentideros, son volubles y conviven a gusto mentiras y verdades... aunque sean sólo a medias. Aunque no se abarque todo, aunque todo el mundo esconda su As en la manga.
   Dijo Beethoven  que "La vida sin música, sería un error". Yo añado: "La vida sin mentira, sería un error". Y no lo digo como una crítica, ni utilizo la frase de forma irónica... lo digo como algo digno de ser elevado al título de Homenaje o Tributo a la Mentira.
  En la siguiente frase, cabría asentir y adoptar como certero su mensaje, sin apenas tener tiempo de reflexionar; pero cuando han pasado quince segundos, vuelves a leerla y ya no te parece lo mismo.
   
   "La verdad, te llevar a cualquier lugar. La mentira, te salva".

   Puedo utilizar la misma frase, como el compositor que juega y experimenta con sus notas musicales esparcidas sobre el pentagrama, o el ocioso y paciente cerebro con las piezas sueltas de un puzzle, que encajarían unas con otras, aunque éstas no formasen una imagen concreta o definida. En esta frase, no se puede añadir nada más, no se puede eliminar ni una letra, ni un punto, ni una sóla coma... puede quedar como una variación de la verdad, una variación sobre la mentira, una variación sobre la variedad...

   "La mentira, te lleva a cualquier lugar. La verdad, te salva".


 ¿Qué frase de las dos, es la auténtica, la que dice "la verdad", la que sirve, la que te salva verdaderamente...?
   Luego, rizando el rizo ese mismo arquitecto podría utilizar sus herramientas y materiales, para realizar las "variaciones sobre variantes".

   "La verdad, te lleva a cualquier lugar. La verdad, te salva".
   "La mentira, te lleva a cualquier lugar. La mentira te salva".

   Mentimos cuando afirmamos mentir incluso. Mentimos cuando tratamos de no mentir, y decimos verdades como puños, sin apenas darnos cuenta, y se nos toma por mentirosos o personajes que medran en esos mentideros. También decimos la verdad, cuando al mentir, nos preguntamos al mismo tiempo ¿Qué es la verdad?






 
    
   

   Estos dibujos, son extraídos de mis ocasionales encuentros con un bolígrafo, una agenda o diario, y la certeza (entonces), de que vivía rodeado de la verdad... o tal vez, habría que decir, rodeado de la mentira... ¿Qué reflexión tendría más sentido?










   La música o los dragones: Ningún elemento es tangible, y sin embargo, ambos existen. Al final de todo, va a ser cierto aquello de "Todo es mentira, salvo la música".



   

martes, 8 de mayo de 2012

Requiem para Orquesta sin instrumentos, y Coro Imaginario




   Sueño que canto sin voz, sin público y la Orquesta me pregunta qué ha de interpretar. Sueño entonces que despierto con la garganta maltrecha, con un instrumento de viento entre mis manos. El conjunto Coral de voces mixtas, espera en silencio, sin emitir una sóla nota. La Orquesta se ha quedado sin instrumentos y yo quiero entrar de nuevo en el sueño para devolver el Oboe que me traje conmigo.

   Cuando regreso a uno de esos sueños, me encuentro que el director de la Orquesta, pedalea sobre una bicicleta sin ruedas y no es capaz de avanzar.Con su batuta entre los dientes, duda si dejarla caer o utilizarla para espantar notas en el aire como si de moscas se tratasen, revoloteando sin afinación alguna. Aún sigo tratando de entonar un tema desconocido; parece sonar en la amplísima sala sin techo, y no devuelve nota alguna. Mi cantar se desvanece acompañado de los armónicos emitidos por ese Coro Imaginario, el que sólo existe en la mirada del que no sabe, no entiende o asume que la música, es la única gran verdad, cuando se apoya en el silencio.

   Acaricio mi violín para tratar de afinarlo, y lo encuentro afinado ya. Al frotar el arco sobre las cuatro cuerdas, me percato de que soy parte de  un pentagrama, y las notas musicales como si de pajarillos se tratasen, esperan apoyadas en la primera linea. Creo que suena un Requiem en modo menor, o a mí me lo parece, pues las imágenes evocadoras que percibo desde una altura considerable, se mezclan  con las voces imaginarias y los sonidos de esa Orquesta desnuda de instrumentos. El conjunto coral mixto, se ha quedado en una sala vacía de personal y no se escuchan sus voces, porque la música, se ha ido a otra parte arrastrada con ese ulular del viento.