domingo, 25 de diciembre de 2011

El talón de Aquiles de Dios



   Si como todo parece indicar (según el creyente), Dios fue el creador de "todo cuanto nos rodea" (cuñado incluido), cabe pensar que era un ser inteligente, un ente con inteligencia superior, con un altísimo cociente intelectual. Hasta aquí, todo normal. Entonces cabe pensar igualmente, que tenía que tener su "Talón de Aquiles": hoy lo encontré. Primero, se halló el zulo donde llevaba tantísimos años (concretamente 13.700.000.000 de años), hasta que desapareció o fue desaparecido. 

   Dios hizo todo a su imagen y semejanza, pero no cayó en algo cuando desde su amplísimo y confortable sofá cósmico, comenzaba con el Big Bang, y su posterior "orden" de los elementos que le llevaría tantísimo tiempo, sudor y tal vez, alguna lágrima: le quedó todo de un caótico artístico, después del comienzo de los fuegos artificiales cósmicos, que aún no ha nacido artista capaz de visualizarlo y dejar su impronta. Es indudable, que pensaría en cómo moldear al hombre, pero tardaría bastante pues creo que andaría dudando... Primero, los planetas; si no, ¿dónde iba a vivir el hombrecillo? ¡No iba a vivir flotando en el espacio! Menudo lío con tanto  hombrecillo a la hora de querer colonizar, a la hora de procrear: sería sencillamente imposible.

   Los planetas les debió quedar bastante bien, y una vez calentitos, los dejó enfriar para luego colocar al muñequito que ya tenía ideado: sería como él, pero en pequeñito. Las galaxias, que contendrían a estos planetas, con sus estrellas (para iluminar el cosmos -que estaba oscurito-) y de paso, para que el hombrecillo se inspirase para cuando llegase la navidad... pero todo a su debido tiempo. También colocó para amenizar la Cosmos-Party, algún que otro asteroide que iría a parar a cualquier lugar (a éste, le dió libre albedrío) dando mayor carácter a su creación: ver el impacto de una mole gigantesca contra un pequeño planeta habitado o no, era como una pequeña bomba, y sálvese quien pueda: así nacía a la vez el azar... y por último debió quedarse dormido tras el agotador trabajo, y olvido que había dejado su "maquinaria" abierta, funcionando y creando a su antojo, pues no reparó en aquellos agujeros negros, que un día acabaría para siempre con él.

  
   El agujero negro, es por definición "negro"; tan negro que no deja escapar nada, ni siquiera la luz (si la hubiese) y el científico de turno, desconoce dónde se halla, pues está a miles de millones de kilómetros de la tierra (donde habitamos los hombrecillos y científicos entre otros) y son imposibles de ver, por la distancia, y porque se hicieron así mismos y son así de caprichosos... han acabado con Dios, engullido. Yo, ando cerca de ese agujero negro, pues paso desapercibido al no poseer luz, al ser un invento propio y moverme con la agilidad y sutileza de un gato. Lo vi, hace muchos años, cuando aún era manipulable por mi corta edad;  concretamente, al salir de una iglesia y mirar hacia el cielo: lo último que vi, fue un pie con un calcetín agujereado, desaparecer en el negro firmamento.




   Moraleja: Si estás laborando en algún experimento, no te duermas y dejes el libro abierto cerca de algún niño; todo puede suceder. Inclusive, generar un Big Bang.


  

    

jueves, 15 de diciembre de 2011

Caos


   Está en todo aquello que nos rodea, en todo lo que vemos; somos partícipes del movimiento caótico, incluso, cuando parece existir la calma. El Caos lo inunda todo, lo atrapa todo, lo engulle todo, y también lo abraza, lo arropa y acaba por colocar dentro de un orden cuasi caótico, todo en su lugar; un orden cuántico, un orden no establecido (o sí), pero éste acaba por imponerse... El Determinismo

   Me encuentro con una gran sequía mental, a nivel imaginativo; no soy capaz de inventar nada que pueda ser escrito... esperaré al Caos, a ver si me coloca las ideas en su lugar, a ver si me coloca en su sitio aunque sea de forma caótica, con Causalidad y nada de casualidad... ¿Para qué abrimos los ojos, si no es para ver, si no es para prevenirnos de nuestros fantasmas? ¿A caso damos palos de ciego con los ojos abiertos? ¿Y si cerramos los ojos? ¿Somos capaces de ordenar el Caos, de aplicar el desorden y concluir una catedral? Y esa catedral que hemos  concluido, ¿qué era antes? ¿Podemos ir hacia atrás y "descolocar" sus piezas? ¿De dónde han surgido las moles para su construcción? ¿Se puede reconstruir algo roto, igual que se puede romper algo nuevo? Y el Tiempo, ¿se puede detener, manipular, acelerar...?


   Según la física clásica, todos los eventos están causados por otros anteriores y dicha causalidad, es expresable en términos de leyes de la naturaleza. Según ésto, se podría predecir el futuro siempre que se conozca la naturaleza del mundo o de las cosas. Si para que una cosa suceda, tiene que venir producida por una anterior, se llegaría a la conclusión de que un hecho en concreto siempre lleva a otro; siempre que se dé el hecho A, irremediablemente llegaría a B: si esto ocurre siempre así, se conoce con antelación B. Pero esto sólo sucede siempre que después de A, se dé B. Pero ¿qué pasa si se rompe la serie? ¿Y si podemos adelantarnos a B, para evitar a A? Pero, ¿podemos adelantarnos...? ¿Qué resolveríamos, qué conseguiríamos? ¿Y si ya está sucediendo, lo que es inevitable, justo en el momento en que escribo estas líneas, y ya estaba predeterminado que así fuese... y sus consecuencias? ¿Y si me adelanté a B, para evitar a A, y lo conseguí...? ¿Qué es lo que conseguí?



   
   Creo que en una u otra situación, daría igual pues en este preciso momento, lo que soy realmente   ni yo mismo lo sé, ni sé quién eres tú, ni aquel, ni aquel otro; ni siquiera si somos producto de nuestro propio sueño... ¿Jugamos al Caos y la búsqueda de A? ¿Y si buscamos a Dios?... aunque en esto último,  apuesto  que sé dónde se encuentra...

jueves, 1 de diciembre de 2011

El Diván


   Una silla, es demasiado pequeña para encontrar certezas; necesitamos de un Diván, que nos permita hundirnos en él, que nos permita efectuar la pregunta más absurda de la vida; aunque no obtengamos respuesta... en el Diván, el especialista que nos escucha, parece desaparecer pues ni siquiera es necesaria su presencia; es la excusa que necesitamos para ser escuchados, para hacernos ver y para oir de un extraño, lo que ya sabemos.

   Cuando narramos la historia de nuestra vida reciente, necesitamos hacernos preguntas, aunque el psicólogo de turno, fuese un maniquí. Necesitamos de su presencia para no tener que mirarnos al espejo. Sólo nos interesa encontrar certezas, lejos de encontrar solución a las preguntas que lanzamos al muñeco, como medio de camuflaje.

  En ocasiones, nuestros amigos se convierten en improvisados psicólogos, de forma consciente-inconsciente, para limpiarnos el vaho del frío Otoño. Con ello, tratamos de expandir todo el alquitrán sobre el nuevo asfalto que nos lleve de nuevo a renacer en Primavera, pasando de puntillas sobre el Invierno; ese, donde algunos hibernan pasando el film de su vida, una y otra vez, hasta encontrar sus secuencias preferidas... en su Diván favorito.



   Dedicado a todos los que en algún momento, miraron de reojo al Diván.