El ser humano es un animal, pero puntualizo, eso sí, "animal racional"... hay casos, en que así es. El animal no racional, es aquel que se mueve por su instinto más básico, como es alimentarse (sin ser consciente por qué lo hace), procrear o aparearse, y poco más. Si observamos manadas de estos seres donde la ciencia le elimina el término "racional", poca diferencia existe entre el guepardo que alcanza más de cien kilómetros por hora tras una gacelilla, y la de mi vecino que, sin alcanzar tanta velocidad, consigue alcanzar al autobús antes de que éste arranque con sus homólogos dentro. Poca diferencia entre mi gato relamiéndose tras haber ingerido su pienso favorito, y el parróco del barrio mientras limpia sus inmaculados labios, después del trago de vino en honor a su señor. El león cazando en la sabana a un ñu, o al policía utilizando su porra con más saña si cabe, contra el manifestante: poca diferencia veo, aunque como ya he apuntado, hay casos reales de "racionalidad" en seres que están en nuestro rededor. Como digo en todas las ocasiones, sálvese quien pueda.
Ahora nos toca el carnaval y éste, quedará instalado por tiempo indefinido mientras los mal llamados racionales, nos racionen los derechos, nos racionen los presupuestos y todo aquello que está en boca de todos: procesiones de una lado a otro, inclusive las no religiosas; las que define el diccionario de la RAE, como "Hilera o conjunto de hileras de personas o animales que van de un lugar a otro"... eso en su tercera y coloquial acepción, pues las otras ya las concemos de sobra.
Desde hace algún tiempo, escucho dentro de mi cavidad craneal un persistente percutir... como si de una gota de agua tras otra se tratara y buscase algún rincón donde reposar. Aquello parece música, pero no; creo que el interminable goteo, terminará por rebosar no sé que vaso, qué palangana o charco, pantano u océano... yo, me he propuesto el intento de salvación, cual gato por los tejados... si puedo.