lunes, 27 de diciembre de 2010

La sonrisa autómata

   Y resulta que llegando a la entrada de la cafetería, comprobamos como ésta, está casi repleta y no queda una sóla mesa vacía. Pese a ser de reducido espacio, comprobamos que los padres y niños, esperan ansiosos la llegada de la camarera que los atendrá con rapidez para dar comienzo su merienda. Nada de esto ocurre y pese  a observar que tras la barra, dentro en la cocina, (se aprecia el movimiento) y por la pequeña sala, abunda el personal que se mueve de un lado para otro cual autómata, incluidas unas sonrisas que a veces, se le caen.
   Decidimos esperar para tomar un café los adultos (tres) y dos batidos de chocolate los pequeños (dos)... tras una larga espera, conseguimos una mesa y nos apresuramos a tomarla casi hincando una bandera en el centro de la misma. Otra larga espera nos espera para ser atendidos. Percibimos el movimiento en torno nuestra de las camareras pero parecemos invisibles, o tal vez, como por arte de magia, ahora que abunda la misma y más en estas señaladísimas fechas, nos hacemos realmente invisibles. Conseguimos por fin ser escuchados y el pedido se hace sufrido: un café con leche, descafeinado de máquina y un té; para los niños dos batidos... nos dice la amable camarera que sólo tienen batidos naturales a 3,15 euros. Me acojona la cifra y lo repito en tono irónico, que la camarera en su papel de autómata, no entiende... pedimos entonces dos vasos de leche con cacao (que al parecer no es natural)... ¿si el batido a 3,15 el vasazo, era natural, el vaso de leche con cacao, qué es?...
   Llegado el momento en que se nos sirve por fin, tras una larguísima espera, se nos va la camarera dejando la mesa sin concluir la tarea y donde sólo hemos visto la leche de los colacaos... el café y descafeinado, a medio servir  pues olvidó de poner la leche. Le apunto a la camarera lo sucedido y esta vez, si soltar su sonrisa autómata, asiente y dice servirnos enseguida. Nada más lejos, y para cuando esto sucede, mi café está bastante frío y yo bastante cabreado. Una pena no haber puesto ojo en el cronómetro, pues tal vez se habría batido algún record (entre otras apreciaciones mías) y haber entrado por la puerta grande en el Guinness de los Records...




   Una vez hemos salido de la cámara de pruebas (tal vez se podría haber estado filmando para un programa de cámara oculta)  y  recolocado nuestros sentidos, se suceden acontecimientos normales dentro del mastodóntico Corte Inglés, salvo cuando decido abandonar el mismo acercándome a recoger el vehículo al aparcamiento de dimensiones (tal vez) más descomunales que las plantas de arriba y donde parecería albergar todos los vehículos de una gran ciudad confiscados como por arte de magia.
   De nuevo tengo que dirigirme a un autómata, esta vez en forma de cajero donde me habla una voz que desconozco y sospecho que esa voz, es la de mi conciencia o algo más grande... no me admite billetes de veinte euros!... salgo a por cambio, y en ello empleo bastante tiempo en mi aventura donde voy esquivando personas, objetos y creo que hasta utilicé un machete para apartar la maleza de la jungla. Cuando por fin regreso al autómata-cajero, introduzco las monedas y... sorpresa!, los veinte céntimos que me solicita, sólo los admite en una moneda y no en dos de diez... todo un logro de la tecnología!... hablo con mi,  ya conocida voz y me soluciona el problema.
   ¿Alguien cree que ya me podría marchar?... se ha equivocado! Una vez estoy en la salida y donde he formado una cola de coches que vendría a ser algo así como la cuarta parte del contenido que había unas horas antes en los subsuelos del gran comercial,  y donde no he comprado nada por que ya no sabía dónde me encontraba, el cajero me "escupe" la tarjeta una y decenas de veces... no puedo marcharme!.
   He de ponerme de nuevo en contacto con mi voz amiga que esta vez, si me soluciona el problema y por fin, la barrera se abre...

 H salido a la calle donde la luz de las farolas, adornos navideños y otras chispas, de las que desconozco su naturaleza, me hacen sentir liberado... Navidad!, dulce navidad... y eso que yo, desconozco todo sobre ella. Qué feliz me siento! aunque los Reyes Magos, me traigan carbón (si por escrutar mi mente, les hubiere dado)...

miércoles, 22 de diciembre de 2010

"Conditio sine qua non"

   Hoy me levanté optimista y he de reconocer que pese a ser invierno, no tenía nada de frío. En la calle, todo el mundo ataviado con sus abrigos o anoraks, bufandas y guantes... y con cara de estar pasándolo mal. Yo salí para el cole con Pablo de la mano y pese a que él si iba bien abrigadito, (es pequeño y hay que protegerlo) yo sólo llevaba una camiseta sport (sobre una interior de tirantes) y un vaquero. Me asombro de no sentir el frío que percibo en el resto de padres que acompañan a sus hijos al colegio. 
  Existe el convencimiento de que cuando alguien quiere ser visto, sólo tiene que llamar la atención de una forma visible y clara; si todo el mundo pasa frío y yo voy como si fuese primavera, llamo la atención del respetable y hasta de quien no me conoce... no siendo esta mi intención, trato de pasar desapercibido; mas sin querer, todos me miran como bicho raro...

  Nada más abrir la puerta de casa, me encuentro con la vecina que viene de pasear al perrito y me saluda con una sonrisa en la que intuyo su  pensamiento: ¿Dónde va este con el frío que hace de esa guisa?.
  El ascensor que ha dejado libre mi vecina, se me escapa al piso de arriba y oigo a mi vecino toser y reconozco rápidamente de quién se trata. Cuando el ascensor queda libre (el otro está ocupado aún) requiero su presencia y al abrir la puerta, decido no utilizarlo pues la cabina está inundada por el humo del cigarrillo de mi vecino con tos... espero al otro, y por suerte, nadie ha fumado dentro. Mi hijo me pregunta a qué huele dentro (él tiene un olfato buenísimo, pero quiere que yo le diga) y le contesto rápidamente que huele a basura; compruebo que mi vecino del segundo piso, regresa del contenedor de la basura y no quedándome otra, y por la experiencia de haberlo visto sobre la misma hora y casi todos los días, le anoto un punto nuevamente a los muchos que ya tiene. Cerca del quiosco de prensa, observo a un vecino de los bloques de más abajo con su perro (sin pedigrí ni raza aplicable) cómo está ojeando el periódico mientras el can, hace sus necesidades fisiológicas ("conditio sine qua non" de todo ser vivo que se alimenta por vía oral y excreta por vía rectal) en la acera por donde paso todos los días y donde yo, con mi atolondramiento normal, a veces pongo el zapato justo encima de las heces del animal, que su dueño no retira nunca. De camino al cole me encuentro varios pasos de peatones, por donde siempre me dispongo a cruzar y donde me encuentro el típico lío del tráfico que parece normal, pero no lo es por el simple hecho de encontrarme vehículos aparcados en doble y triple fila, el bus que va con prisa y no se detiene en el paso de peatones, y en lugar de utilizar su parada, se detiene (¡si sólo es un momento!) en la vía obstaculizando el paso de los demás vehículos y el de los peatones que quedamos encajonados... cuando por fin conseguimos cruzar, encontramos por la acera a los padres, niños y niñas camino del colegio y donde muchos de éstos, sin llegar a comprender cómo, también obstaculizan el paso pues pareciera existir una competición o algo parecido y te llevas algún golpe con el carrito y si está lloviendo, de paso te apartan del camino con los paraguas amenazantes; si no te andas con ojo, te pueden saltar uno.
   De regreso del cole, realizo el mismo ritual y tomo el mismo camino por donde voy encontrándome casi las mismas situaciones pero a la inversa... y la gente me observa que yo voy tan feliz y contento porque no llevo frío. Me miran y creo adivinar qué piensan; ¿y después de todo, soy yo el raro?.


Lomovídeo from Rafa Ordóñez on Vimeo.



   Pablo no hace más que mirar el césped del jardín siempre que tiene ocasión, y se acerca sigiloso hasta llegar al bordillo por donde camina cual funambulista, sobre la cuerda en perfecto equilibrio. Él sabe que no debe pisar el jardín, no debe adentrarse porque hay que cuidarlo... observamos a poca distancia de donde nos encontramos, cómo una furgoneta aparca en doble fila y se apean de la misma, dos chicos de nacionalidad china; éstos se disponen a sacar los bultos para llevarlos a la tienda, justo al otro lado del jardín.
   Sin respuesta posible quedo cuando mi hijo me pregunta por qué los chicos, atraviesan el jardín cargados con las cajas sorpresa, en lugar de hacer lo que todo el mundo hace y que él, trata de cumplir pese a su deseo de revolcarse en el verde, y sentir su creciente libertad.

miércoles, 15 de diciembre de 2010

Una vaca en el tejado

   En uno de mis paseos matinales por el campo que circunda la ciudad, vi a lo lejos una casita y alzando la vista, sobre su tejado, pude contemplar atónito como había una vaca postrada sobre el mismo. Me pregunté cómo era posible que una vaca de dimensiones colosales, hubiese llegado allí. De qué medios se valió para encaramarse al tejado. Me pregunté igualmente cómo podía un tejado, soportar el peso mastodóndico de la ingenua vaca y si éste, soportaría por mucho tiempo. Llamé de inmediato a la puerta que estaba cerrada y no obtuve respuesta alguna. Miré por mi rededor, y no vi a nadie. Sólo la vaca y yo estaríamos en el lugar, tal vez en muchos kilómetros a la redonda. La vaca, sentada tranquilamente al sol, miraba hacia abajo donde yo me encontraba. Quizás pensaba de forma parecida a la mía y no daría crédito a la situación. Lamenté profundamente no llevar encima una cámara fotográfica. Pensaba mil cosas a la vez cuando alcé la vista de nuevo y vi cómo la mole lechera, iniciaba una elevación y comenzaba a sobrevolar el tejado. Me senté sobre el terreno y disfruté del vuelo de la vaca, hasta verla desaparecer por el horizonte.
   Cuando estuve de regreso a la ciudad, me encontré con un vecino y lo tomé como rehén para contarle lo sucedido. Cuando hube terminado, éste me contestó que no me preocupase, que oraría por mí.
   Se marchaba ya cuando le espeté que no lo hiciese; no era yo creyente y además, no era necesario. Él se volvió y me dijo que en cierta ocasión, estando enfermo con unas fiebres muy altas, vió a Dios y estuvo hablando con él. Nadie lo creyó entonces, aun así él había sido creyente desde siempre y desde ese día, más aún. 
   Marchaba a contar mi experiencia a cualquiera que me creyese, cuando le dije a mi vecino que no se preocupara. La gente no se creé nada y éramos por ello unos incomprendidos. ¿Por qué iba yo a dudar que  mi vecino hubiese hablado con Dios?


La espera from Rafa Ordóñez on Vimeo.

   Posteriores salidas al campo, no me han ofrecido la posibilidad, más que de esperar acontecimientos...




martes, 7 de diciembre de 2010

Un mensaje en poco más de un segundo



   Llegué en poco más de un segundo. Luego tardé algo más en llegar hasta la cara oculta, donde me esperaban dos emisarios y donde sólo se comunicaron conmigo a través de mensajes telepáticos. No querían preguntas y sólo admitirían mis dudas al respecto o interrogantes, pero no responderían. No harían otra cosa  que no fuese ofrecerme de buen grado, el mensaje para  que fueron enviados. Por momentos, los miraba y me preguntaba cómo iba yo a entender nada de lo que me pudiesen transmitir, en un idioma que a buen seguro no reconocería. Poco tardé en salir de dudas y comprobar que no sólo entendía perfectamente los mensajes transmitidos, sino que lo hacía sin esfuerzo alguno; me aseguraban que captaba perfectamente la transmisión, pues ellos eran los artífices de tal milagro. No me sorprendió en absoluto aquello que iba almacenando en mi memoria; ya intuía de qué se trataba. Me dijeron por último antes de marcharse, que sólo debería de saberlo la gente de mi entorno más cercano y de confianza. De todas formas, nadie creería una palabra de aquello que fuese a comunicar y en todo caso, poco se podía hacer al respecto. Sólo quedaba la resignación, aceptación y esperar con absoluto estoicismo, la llegada de lo inevitable. 
   Cuando estuve de regreso, dudé en hacer uso de mi información y la guardé hasta hoy.


Space from ellefolk on Vimeo.


   Nada, ni siquiera la física cuántica, tiene la respuesta...

   

jueves, 2 de diciembre de 2010

Glenn Gould

   Glenn Gould  fue un pianista canadiense atípico como sólo él. Un genial interprete del piano donde parecería que éste se acoplaba a él y viceversa, una vez se sentaba en su (también) atípica silla. Ésta, era tan vetusta como los grandes pianos de cola que utilizaba el mismo Beethoven. Una silla de la que él, había ordenado que se recortasen las patas, para así quedar más bajo y cerca del piano. Parece ser que fue su padre quién le hizo el apaño, siguiendo las instrucciones del pianista. Un asiento que parecería quebrarse al soportar el peso de Gould y tan desvencijada que habría que preguntarse tal vez, cuando sería la última vez que la utilizase en sus pocos conciertos que llegó a ofrecer ante un público (quizás) dividido por sus extravagancias. Nunca, en ningún concierto, tomó otra silla que no fuese la que él llevaba. Gould, tardó muy poco en abandonar sus conciertos ante ese mismo público y lo hizo para dedicarse a sus grabaciones que tanto tiempo y mimo dedicó.
   Cuando Gould interpretaba algún tema (generalmente las obras de Bach, que pese a no haber sido compuestas para este instrumento, pues lo fueron para clave, ya que al mismísimo Bach no le agradó demasiado el gran piano de cola  inventado por Cristofori en el año 1700, Gould las interpretaba al piano con una clase y sensibilidad sólo a su alcance) se colocaba lo más próximo al piano, con su silla "adaptada" y se aislaba del entorno; también era frecuente verlo con su abrigo, bufanda y mitones, hiciese el tiempo que hiciese: comenzaba entonces su comunión entre la música del compositor alemán, el piano y su asombroso tarareo al tiempo que percutía las teclas blancas y negras del monstruo donde brotaba la música. Con su peculiar forma de interpretar las "Variaciones Goldberg" donde su canturreo y el sonido celestial de la partitura de Bach, no dejaban indiferente a ninguno de los presentes en la sala, renacía Gould una y otra vez. Creo que a Gould, le era indiferente pues tal vez pensaba que una vez en la ejecución de la obra, no sólo no sobraban los sonidos emitidos por él, sino que lo creía oportuno pues era la forma de concentrarse y no restaba calidad a su interpretación. Posiblemente a Bach, no le habría importado en absoluto... 
   Es fácil comprobar en un gran número de sus grabaciones éste detalle; y  creo que en la historia de la música interpretativa más reciente, es caso único. 
   Años después de su muerte, exámenes científicos llegaron a la conclusión de que Gould, tenía el  síndrome de Asperger. Falleció con sólo 50 años, un 4 de octubre de 1982, de un derrame cerebral.















   En cierta ocasión, alguien me preguntó: ¿qué es la música?... Yo, respondí rápidamente que no era otra cosa que el orden ascendente y descendente de los sonidos, ordenados en el tiempo... básicamente, ésto es así; pero hoy podría añadir bastante más, con la espalda bien cubierta por el paso del tiempo y la certeza de que lo que te regala la música, no es otra cosa que "consciencia".

Con esta silla y no otra, Gould ejecutaba a la perfección el piano frente al que se sentaba


La silla del genial Gould, frente a su piano.
[glenn+gould+llevando+su+silla.jpg]
Glenn Gould, siempre llevaba su silla con él. No había concierto donde no la utilizase.

jueves, 25 de noviembre de 2010

Crimen perfecto

    A decir de los criminólogos y científicos, la definición informal del "crimen perfecto" existe. Yo iré más allá porque creo que la definición, debería ampliarse muy mucho.
   Muchas veces he coincidido con alguien donde hablar de este tema, suponía una incursión en la dialéctica más filosófica del término y donde además, se pasaba a lo ético o moral que envuelve la nebulosa mental del ser humano. Siempre hemos discutido sobre si existe o no este  crimen perfecto.... pero yo, he creído que sí.  En el momento que el crimen que queda descubierto, deja de serlo (en casi su totalidad) pero habría algunos crímenes sin resolver,  y podían denominarse de esta forma: "crimen perfecto"... aun así, voy más allá. Este crimen sin resolver, para mí no resulta del todo "perfecto" por la sencilla razón, de que es visible, y lo único que faltaría por determinar, es quién o quienes lo cometieron; no lo es todavía... para mí el crimen perfecto, es aquel que ni siquiera tenemos conocimiento que existe; es decir, aquél que habiéndose cometido, no existe la certeza siquiera, de que es un crimen.  En el momento que se encuentra un pequeño rastro, una pequeña muestra de que puede haber un crimen en la desaparición de algo o alguien, éste comienza a perder el término. Mientras no sepamos absolutamente nada de una "desaparición", por anónima que ésta sea, puede ser que está inmersa en el término; ese es el crimen perfecto. Pero hay otro más auténtico todavía...

   La Amazonia desaparece un poco cada día, un poquito más y más... tala indiscriminada de árboles, para las plantaciones de soja (esa semilla que permitirá al hombre, entre otras cosas, producir el combustible ecológico del futuro) extensiones descomunales de masa forestal desaparece cada día y lo peor de todo, es que lo hace ante nuestros ojos. Atónito me quedo, al ver cómo la gran mayoría de los mortales, lo ve como algo natural: los gobiernos no luchan para preservar el gran pulmón del planeta; hay muchos intereses al rededor del negocio de la madera y un largo etc... ¿No vemos acaso las consecuencias nefastas, a medio y largo plazo para nuestro entorno, y que por el momento, es el único donde podremos sobrevivir?... CRIMEN PERFECTO.

   Vivimos en un mundo que se dice desarrollado, celebramos la Navidad con nuestros seres queridos, la Semana Santa, igualmente; las vacaciones de verano, nuestros hijos en los mejores colegios... tenemos el mundo a nuestros pies en lo que a consumo se refiere; un sueldo que nos permite ésto y más cosas. Y hasta somos capaces de darnos golpes en el pecho cada domingo. El que asiste a misa, pulga sus pecados y cree que todo el mundo es feliz, como él; que todo el mundo vive en occidente y tiene derecho a salir a la calle a pasear, respirar el aire más o menos puro,  porque le ha tocado vivir en ese mundo de libertades, y por ello, contaminado por el progreso... pero no; hay gente que muere simplemente porque una industria que maneja los fármacos, se permite el lujo de utilizarlos como conejillos de indias por el simple hecho de vivir en países de segunda o tercera división... que mueren porque no llega ese fármaco que con anterioridad,  ha sido experimentado con sus generaciones más recientes, y que sólo estará disponible en escaparates de farmacias cada vez más iluminadas y  más acogedoras... donde una persona muere de sed, simplemente porque el agua potable, no surte por un grifo metalizado e instalado por un fontanero profesional... donde simplemente, en una guerra que los gobiernos más demócratas denominan "civil", mueren niños armados con fusiles y ametralladoras que arrastran consigo a duras penas; soldados que se anticiparon a su tiempo... morir, por el simple hecho de no haber nacido en un país demócrata, libre y aseado donde todo huele a colonia y polvos de talco... esos gobiernos que comprueban todas estas barbaries están dejando impune el crimen: CRIMEN PERFECTO.

   En una entrevista efectuada al Nobel de la Paz, José de Sousa Saramago, más conocido por todos como Saramago, dejó una sentencia que me puso los pelos como escarpias (hablando en tono coloquial)... dijo: "lo obsceno, no es la pornografía.  Lo obsceno, es que se pueda morir de hambre"...


   El crimen perfecto existe, y además el ser humano, esa fiscalía general y mundial que representaríamos todos, no actúa; está sucediendo ante nuestros ojos y al no percibirlo, pasa a ser "el crimen perfecto".


    * Fe de erratas. Cuando he mencionado a Saramago, he dicho "el Nobel de la paz"... me equivoqué; pero ¿no debería la Academia Sueca nombrarlo como tal? Yo, de una forma simbólica y testimonial, hago del error el nombramiento.
 

jueves, 18 de noviembre de 2010

Wolferl Humano

   Se ha escrito mucho sobre Mozart; la mayoría de las veces de forma favorable y en algunas otras, se ha dicho que estaba sobrevalorado. Ésto último no  lo he leído, pero sí lo escuché en varias ocasiones y por gente muy respetable... e incluso por profesionales de la música. No hice entonces un juicio de valor sobre ello, al tratarse de personas bien formadas y expertas al efectuar sus comentarios sobre la figura del genio de Salzburgo. Pero  a mi modo de ver, eran infantiles éstas premisas y poco convincentes pues soy de la opinión que buscar el "mejor" en  música, pintura, literatura...es una gran pérdida de tiempo.
    El Wolferl  humano, el que observó la misma luna que tú observas ahora, creo que no está valorado en su justa medida como "persona".

   (...) Mozart estaba totalmente abandonado a la compañía de personas de escasa importancia de quienes hoy hemos perdido todo rastro y que sólo encontramos en siniestras alusiones de algunos testigos que le sobrevivieron. Le gustaba además comer con otros, pero no sabemos quién lo seguiría invitando de buen grado en los últimos meses, o a casa de quién se autoinvitaría él, pues solo ya no quería estar en absoluto.  Necesitaba a los demás, aunque los demás, ya no necesitaran de él.
   Pero hagámonos una pregunta: ¿nos habríamos encontrado bien nosotros en su compañía? Su extrema y a menudo francamente desconcertante desinhibición, ¿nos habría hecho sentirnos cómodos o incómodos? Quién sabe; tal vez habríamos dicho de él: "Seguramente será un genio, pero es un individuo insoportable". ¿Tal vez lo habríamos evitado, no lo habríamos invitado a comer, lo habríamos ignorado? Tenemos en la punta de la lengua la respuesta que nos disculpa, pero podemos ahorrárnosla: en efecto, tal como Mozart nos elude, así nosotros lo eludimos a él, tomando cuanto se nos da y por lo demás abandonándolo a su destino, documentado y convertido en historia. De hecho, en su tragedia reconocemos un componente esencial de nuestra admiración.
   Su "muerte precoz" se considera en general el punto culminante de esta tragedia, meta hacia la cual, según la perspectiva hasta ahora habitual, su vida habría tendido inexorablemente. 

                                                                                 Wolfgang Hildesheimer, pags. 242 y 243
                                                                                    Mozart


   Aquí el autor nos muestra la cara más triste del genio de Salzburgo (y real) cuando estaba próxima su muerte. Había empeorado su salud, y con ello aumentaba el mal humor;  era irritable hasta el punto de que Constanza, le habría abandonado a " esas malas compañías" ya que no le apetecía estar con él. Hildesheimer define cómo su círculo de amistades, parecería no encontrarse a gusto con su presencia. ¿No sucedería igual hoy día...? Sucede más de lo que podamos creer; sobre todo con los "genios" o personas "especiales". Sólo hay que echar una mirada en nuestro derredor para comprobarlo. ¿Es por ello que está sobrevalorado? Sinceramente creo que no. ¿Fue entonces el mejor?

   Si buscamos las comparaciones, siempre tendremos a caer en errores mayúsculos a situar en lo más alto a uno u otro porque, por muchos argumentos que se utilicen, siempre se cae en lo subjetivo cuando con ello, lo que pretendemos es ser objetivos. Si me baso en mis preferencias, sólo podría añadir que: ¿me gusta más la música de Mozart por le simple hecho de haberme leído algunas de sus biografías, escuchado su música con un oido ya preparado y porque me cae simpático...? ¿Y si hubiese caído en mis manos un libro sobre la vida de Beethoven, o Bach...? ¿Y si hubiese escuchado la música de alguno de ellos, antes que la de Mozart? Creo sinceramente, que no hubiese cambiado mi parecer por una sencilla razón: eso no sucedió!...¿Nos damos cuenta entonces de la importancia de lo que "cae" en nuestras manos? Ese es otro de los grandes secretos del acontecer de las cosas; lo que sucede, sucede y no podemos cambiar nada., No podemos decir aquello de ¿qué hubiera pasado si...? Es por ello que me conformo con los acontecimientos, aunque no estoy diciendo que lo vea todo venir...estoy diciendo, que por mucho que nos empeñemos en que algo suceda, esto sucederá porque tenga que suceder...lógicamente, nosotros intervenimos de forma consciente y también inconsciente. Un ejemplo clarificador: si estamos en una bolera practicando el juego de derribar los bolos, cuando lanzamos la gran bola por el pasillo y acertamos el derribo de sólo  dos bolos, no es mayor problema pues volvemos a reiniciar el juego, y de nuevo intentamos abatir todas figuras del fondo del pasillo, hasta quedar satisfechos habiendo hecho el pleno...aquí, no hay prisa, decidimos nosotros; en cambio en un acontecer como un encuentro inesperado con alguien, un incidente o algo mayor y más grave, un accidente...ahí, no podemos volver a coger la gran bola, una y otra vez, y lanzarla de nuevo hasta hacer el pleno. Interviene el instante que no es otro que el presente. Otra cosa bien distinta, es como podamos salir airosos de uno u otro eventos.

   Lo que trato de explicar, es que Mozart, no es el mejor porque a mí me lo parezca, es el que me gusta...así de simple; Dalí no es el mejor por la misma razón, es el que me gusta. El café no es lo mejor, yo no soy mejor por tratar de explicar ésto, ni peor por equivocarme; sólo es una expresión meditada. Y creo que lo que me pasa, lo que me acontece, no sucede por casualidad...creo que yo dirijo mi destino como cada cuál, dirige el suyo con su consentimiento y aprobación o sin percatarse de ello; mas no podemos cambiar lo "acontecido" una vez que esto se ha producido...sólo podemos actuar en el momento y puede que esté en nuestras manos hacer algo al respecto, mas al tiempo que todo ocurre, va persistiendo ese presente y no podemos mirar atrás  para "enmendar"...igual debe de ser así; ¿y si eres consciente de ello? ¿No será una muestra más de que tus decisiones son irrevocables y por ello ocurrirá lo que tenga que ocurrir?...difícil expresarlo con palabras.
   ¿Mozart se buscó, se mereció su fin, por la vida que llevó? ¿Compuso como lo hizo por llevar ese tipo de vida? ¿Habría sido diferente si hubiese vivido más años? ¿Si hubiese nacido en otro lugar, otra época? De nuevo la respuesta es sencilla: ocurrió como ocurrió, el resto sobra.



    Un ejemplo de melodía lánguida, cristalina y vaporosa donde se refleja el estado de tristeza (tal vez) de Wolferl...

domingo, 14 de noviembre de 2010

Atemporal

 Comencé lentamente, sin pausa, apartaba las láminas del terreno con esmero y dedicación; conocedor de la dificultad del terreno. Arriesgada labor donde los estratos marcaban el paso del tiempo y con cada lámina extraída, el reflejo de lo que fue. Conseguí varias que depositaba con sumo cuidado, en el arca. Cuando me giré, contemplé atónito que el paisaje había desaparecido: estaba rodeado de la más absoluta "nada"...
  Sentí que caía sin rumbo ni dirección, intenté agarrarme a mí mismo y sólo conseguí desaparecer.
  Aún no sé cómo he llegado hasta aquí.

Dibujado por Rafa O. Finales de los 80's.

    T.Q.T.

lunes, 8 de noviembre de 2010

Buscando las Colas del Quiebrajano

   Salimos muy convencidos de dar con el sendero que nos llevaría a las Colas del Pantano; no fue difícil llegar hasta el punto de inicio, aunque otra cosa bien distinta, fue el caminar donde abríamos la senda y a cada paso que dábamos, percibíamos que nos alejábamos de nuestro objetivo. -Andar siempre según la intuición- decía yo; y Jose con una cuartilla dibujada a mano con una fiabilidad casi nula que se prestaba más a un milagro, al tiempo que parecía querer borrarse para no cargar con la culpa de las erróneas líneas dibujadas... 
  Cuando llevábamos más de media hora de camino, decidimos atajar campo a través pero subiendo por la falda de la montaña y mirando de reojo dónde fijábamos los pies, para estar seguros a la vuelta. Casi como escaladores, trepábamos tratando de buscar el punto más alto para dejarnos caer luego hacia el otro lado donde encontrarnos con aquello que buscábamos. Cuanto más tiempo transcurre, más trecho andado y mayor el ansia... se escuchan a lo lejos unos cánticos extraños de pájaros: como si quisieran advertirnos de algo...
   Cuando creíamos llevar la dirección correcta, nos percatamos que no debe ser así pues nos distanciamos de nuestro propósito: estamos más alejados del pantano. Una obviedad como el embalse de grande.  Nos encontramos frente a un camino nuevo donde pareciera ser de origen natural, y por allí no hubiere pasado alma alguna en la vida. Nos sentimos por un momento descubridores... cambiamos de rumbo, sin saber a dónde nos llevaría la senda y encontramos bifurcaciones que nos hacen dudar; continuamos caminando siguiendo nuestra gran intuición y llegamos a dar un rodeo de varios kilómetros: descubrimos a unos cien metros el coche que habíamos dejado atrás dos horas antes...
   Decidimos tomar un descanso en la casa rural "Prados Bajos" y comer algo para reponer fuerzas. -Vamos a comer algo, vamos a comer algo, vamos a comer algo- sentenciamos casi al unísono los tres únicos seres que habitarían en ese instante la gran masa de biosfera que nos contenía. Silencio absoluto, temperatura agradable... no se oía ni el cantar de los pájaros. Este reposo queda roto por la llegada de varios vehículos; se apean varias personas y nos comunican que hay una batida de caza por la zona...sacan todo tipo de arreos y vituallas al tiempo que nos indican que podríamos tomar otro camino, en sentido opuesto a la montería, y así evitar unas perdigonadas... entonces entendí la ausencia musical del campo: si hasta la fauna de la zona estaba advertida de la batida; todos al corriente menos nosotros!
  Cogemos el camino recomendado y comenzamos a subir y subir...varias horas caminando y unos diez kilómetros a nuestra espalda (más los seis o siete de antes) y mi pie derecho comienza a protestar: se me abre la planta del mismo. Agarro un bastón improvisado y camino como en una imitación de mí mismo dentro de unos treinta años o así;  pero a medida que avanzo, me lamento por un lado, y por otro,  me alegro de habernos topado con los mensajeros del cortijo...de no haber sido así, quién sabe si a estas horas, no estaríamos todavía perdidos y atrincherados sin poder salir para evitar los disparos de los cazadores... y sin pájaros que nos alegren la espera!
   Caminar: la palabra clave del día. Pasan las horas y voy comunicando el grado que va alcanzando mi cansancio y el dolor al  apoyar el pie cada vez peor: -estoy de uno a diez, en cinco...estoy a seis...así hasta llegar a nueve setenta y cinco. Justo cuando iba alcanzar el diez,  giramos a la izquierda  en una curva y avistamos el coche;  con ello nuestra aventura  termina...hasta otra si me cogen.
    Unos treinta kilómetros así, sin calentamiento y recordando que la última vez que hice algo parecido, debió de ser en otra vida.


Buscando las Colas del Quiebrajano from Rafa Ordóñez on Vimeo.


   ¿Cómo se organiza una montería en una zona transitada por senderistas? ¿Si no llegamos a encontrarnos con los dueños del cortijo, qué podría haber sucedido? Todavía me hago estas y otras preguntas... Creo que los pájaros vuelven a cantar por el lugar...

viernes, 5 de noviembre de 2010

Pablo

   ¿Podríamos elegir un momento clave en nuestra vida? ¿Un momento, que podamos sin temor a equivocarnos elegir como el mejor de nuestra vida?... Creo que sí.
   Cuando a menudo miramos hacia atrás y percibimos el tiempo  transcurrido...mejor dicho, tenemos la "ilusión persistente" del paso del tiempo, recordamos anécdotas curiosas; la mayoría de las veces acudimos a nuestra  despensa de la memoria, y echamos mano de todo aquello que nos fue más grato, más emocionante o simplemente lo más curioso y gracioso... o lo más importante. Ésta  tiende a enviar al fondo de la misma (o en mi caso a la habitación oscura), los momentos más ingratos y que no queremos recordar...ésto, creo en su justa medida, ni es bueno ni es malo; simplemente es. Pero aun así,  vamos "eliminando" aquello que nos duele y cambia nuestro estado anímico. En muchos casos lo conseguimos... aunque siempre permanecerán los fantasmas que al tiempo, son molestos e indestructibles. Tal vez, éstos sean necesarios para recordarnos ciertas cosas y no caer en el pozo oscuro, ese que aparece cerca de nuestro entorno. 
   Por ello, me quedo con esa alacena que tiene su lamparita encendida, cálida,  donde está todo bien clasificado, limpio, y hasta  puedes percibir aromas, cromatismos varios... y dispone de una gran fonoteca...
   Hace pocos años  inauguré una nueva a imagen de la primera,  donde sólo guardo los momentos que tenemos  Pablo, Ana y yo. Desde que nació un 27 de abril de 2005 esta despensa, se mantiene siempre abierta, sin cerraduras chirriantes o puertas que se atasquen... y ambientada por la mejor música; inclusive aquella que aún no ha sido compuesta por compositor alguno...  la que hemos elegido para alimentarnos al tiempo, que con unas especias y otros condimentos abstractos, sólo a nuestro alcance, conseguimos mantener viva la ilusión...
   Esta gran alacena de la memoria, tiene la particularidad de esconder un gran secreto: es infinita y se retro-alimenta con nuestra sola existencia.   


   Imágenes de Pablo, desde hoy día hasta el momento de su nacimiento. Todo va hacia atrás, como si buscase sus orígenes...posiblemente desde el inconsciente, queramos hacerlo para comenzar de nuevo; retener el tiempo, atraparlo y vivirlo intensamente de nuevo, así hasta llegar al presente y volver una y otra vez, al comienzo...no queremos perder el presente: ¿una paradoja?

   
  

domingo, 31 de octubre de 2010

Cleptomanía singular



    Siempre me pregunto sobre el hombre y su entorno, y la relación que éste, tiene con él. Es obvio que no podemos meter en el mismo "saco" a todo el mundo; pero si de hacer una crítica constructiva se tratase, en general habría que situar al ser humano como un auténtico virus para este planeta, que por lo pronto habitamos. Yo de momento, me incluiré también es esa especie que a mi modo de ver, es la única que modifica su entorno para hacer y deshacer cuanto le rodea y de esta forma, hacerse el dueño por decreto, de la tierra que habita. Es pues extensible decir que seríamos como  unos "intrusos" en este planeta azul, y en el que sin nuestra presencia, se las arreglaría para seguir girando y trasladándose a la vez, en busca de no sabemos qué; pero lo haría, y dudo mucho que con nosotros (de seguir el camino que hemos tomado, y que creo "sin retorno") llegue a conseguirlo nunca. No me rasgo las vestiduras al efectuar esta declaración, pues el entorno que me envuelve, me da la razón unas cuantas veces al día sobre las variopintas actividades humanas y como queda todo, después de la fiesta...

   Si observamos la imagen del vehículo al que le faltan algunos neumáticos, nos valdría como ejemplo. Este  coche no tuvo sendos pinchazos y su dueño intentó, al parecer sin éxito, cambiar las dos ruedas...a este vehículo simplemente le fueron sustraídas, por algún o algunos individuos llamémosle, de forma anónima. No debería sorprendernos pues todos los días y en todas las partes del mundo, suceden estas cosas. Pero nos estamos acostumbrando con demasiada frecuencia a estas situaciones que no deberían pasar desapercibidas por las autoridades competentes...puestos ya, si aceptamos que vivimos en pleno siglo XXI, en una democracia y en una sociedad que se dice avanzada, hemos de admitir que nos debemos a unos patrones, llámese de convivencia y respeto... creo que no es así; al menos del todo. Este coche, sólo es un ejemplo; pero: tiene que tener (o tuvo) dueño, dispone de una matrícula y está en plena vía pública desde hace al menos, tres meses. Si fue sustraído, estará denunciado; si no lo fue, tendrá dueño que algún día querrá o necesitará cogerlo... o este señor anónimo, y dueño del "carro", ya ha visto su situación, y simplemente pasa del tema; pero eso daría igual: un vehículo en ese estado, no puede estar en la vía pública , máxime si está sobre el acerado; es decir obstaculizando el paso peatonal...
   Qué puñetero soy ¿verdad?... Igual hay alguien que me da la razón...o todos miramos para otro lado (que es lo que normalmente hace la sociedad en general). Yo al menos, desde este lugar, realizo mi "queja", mas podría llamar simplemente al servicio de grúas del ayuntamiento y presionar...pero en casos anteriores, y por experiencia propia, sé que no funciona. Es así de simple; no te escuchan si no llamas reiteradas veces y te pones un poco "pesado"...lo haré desde aquí. Tal vez la autoridad competente, descubra el lugar, se de por aludida y reaccione. Esperemos acontecimientos.

   Cada vez que paso por el lugar, veo que todo sigue en su sitio...tiene este coche, la suerte de que le "sustrajeron" sólo tres ruedas... una vez pasaba por el lugar con Pablo, y muy sorprendido  me dijo: -mira papá, le han puesto una rueda!- yo, contesté con un poco de ironía (con una sonrisa de complicidad ante su inocencia), que no; que de esa rueda se olvidaron, o le entraron las prisas a los anónimos descuideros. Cuando Pablo no entiende algo pese a estar muy atento a lo que dices, pregunta: ¿Qué has dicho...?

    Última hora...
   
   Comprobamos a día de hoy, que el auto, ha desaparecido del lugar que ha ocupado los tres últimos meses  (parece ser por cortesía del Ayuntamiento)...me encuentro por casualidad con un vecino  que es peluquero del barrio, y me comenta que el coche era de un individuo que lo habría abandonado a su suerte por no poderlo atender; a su vez, el hermano que estaba en situación precaria y se dedica a la venta de artículos de "segunda mano", era quien le hacía el favor al ir desguazando poco a poco el coche, hasta casi hacerlo desaparecer.
   Últimamente le faltaban los faros y algún que otro elemento que no aparece en la fotografía pues de un día para otro, te encuentras sorpresas por doquier...sin ir más lejos, hoy mismo me percaté que llevaba todo el día andando con un par de calcetines de diferente familia...

lunes, 25 de octubre de 2010

Zurdos

   Me apunta mi padre, cómo su abuelo murió relativamente joven, con algo más de sesenta años durante una operación,  como consecuencia del formol que se administraba entonces, para la anestesia general.
   Trae a colación, al preguntarle sobre su condición de zurdo en una época de pobreza extrema en todos los niveles y más en el orden cultural y educacional: -sí, mi abuelo era zurdo- dice mi padre acordándose al tiempo de mi abuela... -y la abuela también era zurda; como yo- me dice de nuevo. Y puedo imaginarme a mi bisabuelo a finales del siglo XIX, tratando de ocultar su "desgracia" al efectuar cualquier tarea; por lo general en el campo...
   Me puedo imaginar a mi pobre abuela, a comienzos del  siglo XX, luchar contra los elementos para no ocultar que por ser zurda, no era ni mejor ni peor... y que ante la mirada de la siempre  opresora y dominante iglesia, no era diabólico su acto de escribir con la mano "siniestra"...
    Imagino mejor aún a mi padre, más próximo en el tiempo cuando lo situaban al final de la clase con su brazo izquierdo hacia atrás y atado a una silla, a comienzos del siglo XX para que utilizase la  "diestra"...él lo cuenta con cierta rabia pues parece ser que era la norma. No menos gracioso, imaginarme cuando iba al campo a segar; entonces  era visto como bicho raro cuando cogía la hoz  para comenzar a segar...-alto ahí!-  decían el patrón y demás compañeros cuando veían correr peligro su integridad física al ir en sentido contrario al resto, que era la gran mayoría...-siempre me colocaban el último y a la derecha; para no lastimar a nadie con la hoz- dice mi padre a menudo, al recordarlo...
Papá, Utopazzo, y la abuela Serafina "los tres zurdos"

    -Eran los tiempos del hambre cuando yo iba a la escuela- dice mi padre apesadumbrado; donde la enseñanza debía ser cosa de ricos y pudientes... en estos casos la escuela era entonces "secundaria", se alcanzaba muy pronto la edad  para el  trabajo. Motivos obvios para no haber alcanzado una madurez en la educación escolar. Pronto hubo de abandonar el colegio, para ir a trabajar...Hoy día, escribe con la mano derecha lo poco que alcanza su nivel de escritura e intelectual; el resto de tareas, es propio de un zurdo de pro: no sabe hacer el resto con la mano que entonces dejaron libre, para obligarle a utilizar la que dictaba la dictadura, y de paso, la Santa madre iglesia, con mucho de iglesia y poco de santa o madre... 
    Utopazzo, no le fue a la zaga y aprendió entonces a utilizar la "siniestra" con el visto bueno de la maestra...       
   Por aquél entonces (años 60) tuve la suerte de encontrarme con esta "maestra" y defensora (sin duda) de la democracia que debía de encontrarse oculta, pero latía... mi madre, preocupada por el régimen, acudió al colegio para hablar con ella y decirle que yo, había salido a su bisabuelo, a la abuela y a su padre, pero que  eso, siempre estaba mal visto...-a ver si puede usted corregirlo- decía mi madre; y por suerte mi admirada (por siempre) maestra, dijo que era algo natural y debía de respetarse...sin duda alguna debió de darle motivos más que suficientes para dejar satisfecha a mi madre y quitarle el miedo propio, de una época convulsa, triste y gris...además del blanco y negro del NO-DO...
    -Gracias! maestra por tu apoyo incondicional- ¡brindo por ello, y por ella  ahora.
   Hoy, me parece que  haber nacido con igual inclinación que mis congéneres (sin duda, genética y no por capricho o casualidad), es una forma más de venganza contra lo establecido; y me siento orgulloso de ello.

Mamá con una dedicatoria de mi padre

     Ejemplos aberrantes o supersticiones
   
   *En un tratado de psiquiatría de 1921, el ser zurdo se lo consideraba como símbolo de demencia, y en los años 60, se  relacionaba con la dislexia.


  * Hace pocas  décadas en Japón, que una esposa  fuera zurda, era suficiente motivo para un divorcio.


   *Las mujeres Maoríes, ondean sus ropas matrimoniales con la mano derecha, ya que la mano izquierda podría profanar sus ropas. La consecuencia de usar la mano izquierda es la muerte.


  * Los nativos de Nueva Guinea nunca tocan con su dedo pulgar izquierdo los vasos, por la creencia de que podrían envenenar los brebajes que contienen.


   *En el Islam, todo lo que provenga de la mano izquierda se considera impuro, y según algunas costumbres de Oriente Medio, con ella se sostiene el papel higiénico.


   *Para los nórdicos, la superstición popular asegura que conocer a un zurdo en cualquier día de la semana, con la excepción del martes, trae muy mala suerte. Martes (o Tuesday) es el único momento donde los siniestros pueden permitirse la destreza de ser más o menos nobles. Tuesday equivale a Twi's Day (el día de Twi) y Twi es el dios zurdo de los escandinavos.

Fuentes:
http://zurdos.biz/

http://www.zurdos.cl/

martes, 19 de octubre de 2010

Lógico

   Cuando me sentí joven de verdad, fue a finales de los 70, y comienzos de los 80... no hacía otra cosa que escuchar y escuchar música de todos los estilos. Ya tenía por entonces mucha música acumulada en formatos diferentes (discos de vinilo, cassettes, y una pequeña radio a pilas...) pero no dispuse de un "aparato" donde escuchar esa música hasta que mi padre un día, viajó a  Melilla para ver un partido de futbol de su equipo. Fue entonces cuando aprovechó la oferta que ofrecía dicha ciudad: comprar barato, barato... compró una radio-cassette como las de toda la vida y venía más contento por el descomunal atavío, que por el resultado del partido... no fue el único, pues además de escuchar y escuchar música, me las ingeniaba, no sé cómo, para acabar destrozando el artilugio... mis padres no daban crédito y siempre decían: "este chiquillo, todo lo que toca lo hace mistos..." y no les faltaba razón. Luego fueron llegando a  casa más aparatos de música e incluso la televisión, cayendo en mis "manos" y averiándose uno tras otro por orden estricto de llegada; pero esa es otra historia...

                                                 
                                               Cuando era joven la vida parecía tan maravillosa,
                                               un milagro, oh era hermosa, mágica.
                                                  Y todos los pájaros en los árboles cantaban felices
                                               oh alegremente, oh juguetonamente mirándome.
                                                  Pero entonces, ellos me echaron fuera para enseñarme
                                              cómo ser sensato, lógico, oh responsable, práctico.
                                                  Y luego me mostraron un mundo
                                               donde yo podía ser confiable, oh clínico, oh intelectual, cínico.
                                                  Hay momentos cuando todo el mundo duerme
                                               en que las preguntas se vuelven demasiado profundas
                                               para un hombre tan sencillo como yo.
                                                  ¿Quieres decirme, por favor, lo que hemos aprendido?
                                                  Sé que suena absurdo pero, por favor, dime quién soy.
                                                  Yo digo: cuidado con lo que dices o te van a llamar radical,
                                               liberal, oh fanático, criminal. 
                                                  ¿Pondrías aquí tu nombre? Nos gustaría sentir
                                               que eres aceptable, oh respetable, ¡un vegetal!
                                                  Pero por la noche, cuando todo el mundo duerme...

                                                  Cuando era joven, parecía que la vida era tan maravillosa...
                                                                                            
                                                                                                           Roger Hodgson

      
    Este tema, fue uno de mis favoritos durante mi época loca donde las hormonas y demás mensajeros químicos, hacían posible batir cualquier record que me propusiera; creo que como todo el mundo...
   Roger Hodgson y su mejor tema (tal vez) con una letra "lógica", descomunalmente rompedora con todo... 
   Dedicado a todos los que pasan por este blog; especialmente a Encarni, Esperanza, Lucía, Mª Ángeles, Ana... Con todo mi cariño.

jueves, 14 de octubre de 2010

Fe de erratas

   Me apuntan las musas, y mi musa, que a veces cometo errores ortográficos, o me invento palabros que no existen...por ello, pido perdón para no salirme del guión; y si  ello refleja cual espejo la realidad que vemos (posiblemente no la auténtica del todo) será lo que tenga que ser, hasta que el espejo acabe roto o la imagen del otro lado, parezca diferente.También cometo errores y despistes más vitales y  aquí sigo...
   Un día de tantos, olvidé las llaves puestas en la puerta de la casa y marché sin haberlas retirado de la cerradura; volví al cabo de muchas horas pensando que las había perdido en algún lugar pues mientras caminaba a casa, buscaba en todos los bolsillos posibles que llevaba encima, y aun sabiendo que no las tenía, me dirigía a la vivienda; cuando llegué, las vi en el mismo lugar que las había dejado y tuve la suerte de que nadie las hubiese visto... en multitud de ocasiones, me ha ocurrido haber llegado a casa y sin saber cómo, he dejado, unas veces la puerta totalmente abierta y nos ha amanecido así, sin haber tenido visitas  nocturnas, y otras veces con la llave colocada por fuera, que viene a ser lo mismo...en cierta ocasión, visitaron mi hermano, su mujer y la hija pequeña, la casa de mis padres donde yo aún convivía con ellos; marché a dar una vuelta con los amigos y me despedí de todos con un "hasta luego"; recuerdo que volví bastante tarde (quizá pasadas las doce de la madrugada) y encontré a toda la familia tal como la había dejado unas horas antes, pero con gesto de preocupación pues mi hermano no se podía marchar, ya que le habían desaparecido las llaves. Culpaban de ello a la hija pequeña; creían ellos que las había arrojado por la terraza y estuvieron toda la tarde buscándolas por el jardín sin resultado alguno. Es fácil adivinar que yo las había cogido sin percatarme de ello; las llevé conmigo sin dar opción a mi hermano y su prole, de poder acceder a su casa... bastantes ha sido las veces que me he dejado el coche abierto durante toda la noche; en estos casos si  he tenido visitas y me han desaparecido cosas sin apenas importancia, salvo en una ocasión que me fue sustraída toda la documentación; y cuando trabajaba en una empresa de reparto,  lo que faltaba era el género...en otra ocasión y sin saber cómo, me he visto en un coche que no era el mío y lo percibía al tratar de arrancarlo y comprobar que la llave, no giraba...o hacer una tortilla al tiempo que me relamía, y en lugar de depositarla en el plato, abrir la puerta de mueble-cocina y arrojarla al cubo de la basura con asombro y rabia pues era el último huevo que quedaba...en cierta ocasión, me invitaron a una boda y sólo percibi que allí no era la celebración, cuando después de bastante tiempo comprobé  incluso que no había nadie y por supuesto, ninguna boda...he bajado a las cinco treinta de la madrugada al lugar de trabajo en días festivos;  es fácil visualizar la zona de carga totalmente desierta...
   Lo peor de todo cuando un día subí a mis clases de violín y  por el camino, pude comprobar  un ambiente un tanto especial; al llegar a la puerta del conservatorio comprobé que estaba cerrada, al tiempo que una vecina asomada en su ventana me dirigía una sonrisa burlona y me decía: -hoy no hay clases, es festivo... 



   Excelente secuencia de los incontrolables  hermanos Marx donde el espejo juega una mala pasada pues la realidad no se ajusta a la que esperamos...

sábado, 9 de octubre de 2010

Cambios radicales

   La vi a lo lejos; su pareja le precedía. Había cambiado tanto que me costó reconocerla. Luego pasaron cerca de mí; creo que no me vió, no me reconoció o no quiso verme...
   Sentí pena y compasión al comprobar cómo había sufrido grandes cambios  por el inevitable paso del tiempo: su cara más ensanchada, sus ojos más tristes; con bastantes kilos de más y pude percibir en su perdida mirada, un sufrimiento; tal vez en el conjunto de su ser...había cambiado el ángel que fue allá por los 80. 

   En el mismo gigante comercial  de extensiones descomunales, veo pasar muy cerca de mí a Miguel; aquél chico que fuera compañero de trabajo donde se diría que por él, no pasa el tiempo pues se conserva como hace más de veinte años...eso, en lo que al físico se refiere; no así en su cambio radical como persona, pues antes de ser monitor, trabajó como un vendedor más. Entonces, le podías hablar de las injusticias que había para con los trabajadores, de las presiones a las que éramos sometidos para aumentar las ventas y subir en porcentajes (siempre subir y subir) al de años anteriores, los problemas que teníamos cada verano para conseguir vacaciones... le recuerdo haberse situado muy cerca de la cabeza "sindical", para hacer frente a las huelgas que nos planteábamos, o acciones a tomar por las continuas presiones a que nos veíamos sometidos por parte de los superiores...ahora cuando lo he visto  acompañado por el distribuidor, como lo fue Miguel en su día, observo su gran metamorfosis mental...ahora dirige al trabajador con mirada fría, comprueba cómo coloca el producto en los expositores y sólo interviene para corregirle; no colabora como otros monitores que me acompañaban en mi peregrinar diario frente a  la clientela; éste simplemente observa y analiza, apunta en su pequeño cerebro los movimientos y sobre todo, qué informes dará del compañero a sus superiores cuando termine la jornada.



   En el largo pasillo que separan las puertas de entrada y salida del monstruo comercial, veo a una gran distancia a un amigo; camina con paso lento en dirección opuesta a la que nos dirigimos; calculo en qué punto nos encontraremos y acierto de lleno minutos después...lleva bajo el brazo un grueso libro que de inmediato adivino su título y autor; no pudiendo resistirme, una vez nos hemos saludado, le pregunto a cerca de la lectura que está apunto de iniciar...-me lo ha dejado mi suegra, ¿qué quieres que te diga? Hay que leer de todo para estar informados- me dijo. Enseguida contesté yo con un ataque: -déjale a tu suegra para que  lea, "El capital" de Karl Marx, que también esté informada...-
   No entendí cómo había llegado a sufrir tan radical y extraño cambio en su persona. Cuando nos conocimos, hablábamos largo y tendido de la política de izquierdas, de los logros que se habían conseguido para con la sociedad, de lo revolucionarios que fuimos de jóvenes, cómo pertenecíamos a una ONG ecologista...ahora,  ya no pertenecía a ninguna plataforma ecologista y votaba a la derecha... el libro que llevaba encima, era "Camino", de Monseñor Escrivá de Balaguer.

       "Tú conmigo, felices en la lluvia"

   Abandonamos el centro comercial; hace frío y en la puerta de salida, miro al cielo y digo para mí: -plou a bots i barrals-...miro a mi pareja, y con una sonrisa cómplice, le digo lo agusto que estaríamos en casa viendo una película. La telepatía funciona cuando queremos, y nos marchamos hacia el coche; de camino al piso que compartimos, le digo que me gustaría hacer un maratón de cine; hoy toca Fellini.

martes, 5 de octubre de 2010

Lucía

   Conocí a Rogelio hace más de veinte años y me alegró mucho haberlo conocido. En aquél momento, no lo había  reconocido como  miembro de un grupo de música pop, muy  famoso de los años 80, y que él ya había abandonado por entonces para dedicarse al estudio del violín.Coincidimos en el conservatorio y compartimos buenos momentos en la recién creada joven orquesta, en el conservatorio donde estudiábamos. Era un cambio radical, lejos del estilo musical que había ejercido en su famoso grupo de música, pero supe luego de su afán por conocer más sobre la gran música y su deseo de mejorar para dedicarse a la composición.
   Le comenté anécdotas que me parecían graciosas por el propio paso del tiempo y la huella que deja en nosotros...le conocí entonces muy cambiado de los conciertos en que le había visto y nos reímos, pues la gran melena que le acompañaba entonces, había dejado paso a una casi completa ausencia de cabello y dejaba al descubierto, su brillante cabeza...
  Me invitó un día a su casa; quería enseñarme toda su maquinaria de composiciones que tenía: grabadoras de los 90, mezcladores de sonido e instrumentos de su paso por el grupo... vi entonces andurreando por nuestro espacio, a una pequeña de unos cinco o seis años, morena con unos ojos grandes y despiertos que  analizaba todo con su mirada de  niña inteligente... -es  Lucía, mi hija...- me dijo Rogelio. Supe entonces, que si  el padre era un gran músico, de aquella niña pequeña, se podría esperar lo mismo.
   Desconozco cuando comenzó sus estudios en el conservatorio, pues yo estaba ya fuera de él. Sea como fuere,  siguió los pasos de su padre; comenzó a estudiar música en el mismo conservatorio, y tomó  el violín como instrumento...pasó el tiempo, creció y comenzó su carrera en magisterio, al tiempo que Rogelio trabajaba por entonces en una composición por encargo: "Misa breve en la menor"...y creo recordar, según me dijo Rogelio, que por entonces ya Lucía había demostrado unas cualidades para la música...y el canto: le brindó un tema sacro, en el que ella, sería la solista: "Tantum Ergo". 



   Actualmente, Lucía interviene en el "Coro de la Orquesta Ciudad de Granada", en el  "Coro Tomás Luis de Victoria" (también de Granada) y cuando el tiempo se lo permite, con nuestra pequeña formación musical, "Coral Aída"...cuando ella aparece, el coro adquiere otra tesitura especial, pues en su espacio como soprano, fluye mejor la música...

viernes, 1 de octubre de 2010

Cualquier tiempo pasado...

   El aroma que desprende un habano o similar, sobre todo en una tarde de domingo, me evoca un episodio en el estadio de "La Victoria" y un partido de fútbol, en el que yo bastante pequeño, acompañaba a mi padre. Siempre me cogía desprevenido cuando el equipo local marcaba, y me levantaba como un osito de peluche   lanzándome al aire,  festejando el gol y loco de alegría... tenía la sensación propia de quien se sube a la montaña rusa y en la caída, le entra el típico cosquilleo en el estómago...lástima que no hubiese cámaras como las de hoy para haber inmortalizado las ciento de veces que me veía en esa situación...
    Incluso acompañábamos al el equipo en los desplazamientos por lo largo y ancho del país, pero fuera de casa, se contenía más por la rivalidad que se podía respirar en el estadio, y en el que se guardaba mucho de festejar un gol, si eso suponía la derrota local... no es que me gustase el futbol en especial  (ni ahora tampoco demasiado), pero recordaría alineaciones de entonces en varias temporadas,  y sobre todo, cuando logró el ascenso a la segunda división.
   Lo que realmente me gustaba (y lo sé ahora) era que con el fútbol, llegaba el domingo; eso significaba qué: bajaba al estadio con mi padre al partido, o bajaba con mi madre y hermanos dos horas más tarde, a esperar la salida de la marabunta humana donde debía de encontrarse mi padre; eso, si no había bajado con él, bien por algún castigo, bien por que no me apeteciese, o mi padre hubiese considerado que el partido fuese de alto riesgo, y decidía entonces no llevarme con él... 
   Con la salida de la marea humana acompañaba siempre el característico hervor según hubiese sido el resultado  (que yo por entonces trataba de adivinar), por la expresión de cada individuo o en el conjunto total... o por los comentarios y aspavientos del entramado; como si toda la masa, fuese un único ejemplar vivo... pero había una situación especial por la que podíamos averiguar el resultado, y que ahora en el presente, sería impensable  e imperceptible por el oido humano al existir una muchedumbre mayor que en los años 60-70,  y por el tráfico rodado; que ahora multiplica por mucho al de entonces. Desde mi casa se veía parte del marcador del estadio, y aunque no disponía de unos prismáticos ni nada parecido, y era imposible adivinar el resultado por la distancia, con cada gol local o visitante, era fácil adivinar qué equipo había marcado pues se oía perfectamente el clamor y griterío de un estadio, casi siempre lleno.

    Pero lo mejor de todo era que con el fútbol, llegaba el domingo y no a la inversa; eso significaba que era día de salir a pasear, y sabíamos perfectamente que en el largo recorrido de la casa al estadio y a la inversa, había un pastel esperando en una de las poquísimas pastelerías de la ciudad...-se te llena el ojo antes que la tripa!- me decía mi padre, cuando nos pegábamos como lapas al cristal del escaparate, y siempre elegía el más grande.

   

martes, 28 de septiembre de 2010

Directe al cor

   Conocí a Juan a comienzos de los años 80. Venía de Terrassa, me dijo; y comencé a llamarle "en Joan" desde entonces. Recuerdo cómo en un desvencijado radiocassette, colocaba  unas cintas con la música que él había escuchado en su ciudad natal; entonces nos intercambiábamos esas cintas y comencé a escuchar a Lluis Llach, Mª del Mar Bonet...no podía entenderlas pero en aquellos años donde aún estaba lejos el invento de Internet, comencé a buscar la forma de traducir esas canciones que llenaron parte de mi aprendizaje musical, y encontré a través de una famosa distribuidora de libros, un diccionario,  varios libros de literatura y gramática catalana, y comencé de una forma autodidacta, a "aprender" un poco, a traducir (intentarlo más bien) aquellas canciones; y entre lo que él sabía del idioma, que era muy poco; pues en su casa hablaban el castellano quizá por miedo a la represión existente, y mis "estudios", nos poníamos a parlotear entre nosotros dos, y desatábamos la antipatía e inquina entre nuestros amigos...luego me llamaban "el catalán" pero a mí me hacía gracia y además me servía para profundiza más aún en el tema.
   Recuerdo que a base de intercambiarnos música, él también aprendió a saborear el "Tubular bells" de Mike Oldfield, mas cuando lo escuchaba al principio, se reía de mí y sentenciaba que era muy raro...pero acabó gustándole. Recuerdo perfectamente cómo un día por la tarde, estaba Juan  escuchando algo de esa música, y el padre harto (entre otras cosas) de oir una y otra vez aquello que no  llegaba a comprender, cogió el radiocassette, y lo lanzó por la terraza del segundo piso en que vivían, aterrizando en la plaza para hacerse añicos...una forma muy directa de decirle, que aquello no le gustaba. ¡Y qué decir de la música clásica!; se reía de mí con auténtica malicia y más tarde, lo "convencí" para que escuchara algo...años después, escuchaba  con vergüenza disimulada en mi presencia, las sinfonías de Mozart...
    Este pequeño repaso a mi memoria, me lleva a la siguiente conclusión: ¿A caso no decimos que algo no nos gusta por el simple hecho de no querer parecer raros ante los ojos de los individuos que nos rodean? Creo que a veces, sí. Escuchando este tema de Llach, por ejemplo, no hace falta saber catalán, para entender perfectamente lo que transmite; ¿No escuchamos en nuestra juventud temas en inglés de los Rolling, los Beatles o Supertramp, y no entendíamos nada de nada...? ¿No hemos ido aprendiendo con el paso del tiempo a entender una música, que al principio nos parecía rara, o nos negábamos a escuchar, para distanciarnos de aquellos, que por el simple hecho de gustarle, creíamos que eran más cursis,  pretendiendo con ello parecer más "cultos" o diferentes? Creo que a veces, me ha sucedido; y me viene a la memoria una frase sobre el gusto musical, aunque no sé si es un chiste o una sentencia genial;  aunque daría igual, y de todas formas no recuerdo quién la pronunció o dónde la escuché; venia a decir: Dios, escucha al Bach en el cielo; pero en la intimidad, escucha a Mozart...bonita frase; si hasta Dios tendría vergüenza de confesar que le gustaba más Mozart que el mismísimo Bach!...bueno, esto último sí es un chiste...
   Escuchando, leyendo, mirando...aprendemos y de paso. nos miramos en un espejo y nos decimos: no sé quién es ese de ahí, y aunque creo que soy yo, no estoy muy seguro.





   Uno de los temas más rotundos, más directos y mejor interpretados, sobre y para el amor...lástima que el audio y la imagen, pierden la sincronización...pero es el mejor que encontré y me gusta por los planos sobre el público; en perfecta comunión con Lluis Llach... incluso si el vídeo no tuviese audio, sería bonito adivinar qué está sucediendo en ese concierto...

viernes, 24 de septiembre de 2010

Una parada en La Gran Vía

   Estábamos de paso por Madrid, recién casados. Íbamos hacia el norte, pero siempre solemos  hacer una parada para reponer fuerzas, descansar y observar escaparates que en nuestra ciudad, no existen simplemente. Entramos en una céntrica cafetería; concretamente en la Gran Vía y nos sentamos en unos bancos con el respaldo encontrándose con el siguiente, en una larga hilera. De imitación piel en negro y bastante antiguos, pero   cómodos. Acogedor lugar que por su ambiente, invitaba a relajarse y guardar el tiempo en una caja bajo llave...comienzas a hablar y el tiempo parece querer salir de la caja que tú has cerrado y lo hace de muchas formas; pero en esos momentos, tú eres el dueño de ese tiempo que no podrá escapar.
   Comenzamos una charla ínfima, que va sucediendo a otra de más interés; recuerdo que le hablé a mi mujer sobre mi paso por la ciudad años atrás,   para hacer el servicio militar y la suerte que tuve al haber caído en el Cuartel General del Ejercito como conductor de un Coronel; hacía más de una década de aquello...aparecieron en escena entonces, las personas con la que viví mi "aprendizaje" militar durante algo más de un año y salieron nombres; recuerdo uno sobretodo: Esperanza. Una chica de la oficina donde yo, debía de esperar mientras el coronel en su despacho ejercía como tal, y yo como conductor; atento siempre a cualquier servicio que realizar. Esperanza era una chica culta e inteligente y pese a no pertenecer al ejército, pues lo hacía como trabajadora civil, era la única fémina de un grupo numeroso en la oficina y, donde se sabía que había una mujer, porque inundaba con su aroma femenino, el aire sobrecargado por el humo, sobretodo, de los allí presentes; y se las arreglaba muy bien para estar, no a la altura, sino muy por encima del resto: dos trabajadores civiles muy bien preparados y encantadores, y enfrente, el grupo militar en sus pequeñas mesas como eran: dos tenientes y un brigada...qué gozada trabajar con esta gente que nada tenía que ver con los mandos del barracón donde dormíamos; qué gozada de conversaciones cada cual más absurda o abstracta con todos los allí presentes ...nadie de mis amigos creía que esto pasaba, durante el servicio militar...pero claro, me pasó a mí...-un tipo con suerte- me decía mi mujer mientras mirábamos la taza de café como si ésta, fuese la máquina del tiempo y queriendo ver al momento, aquello que relataba. Todo esto pasa durante un período de tiempo indefinido, pues yo miraba dentro del bolsillo para tenerlo todo bajo control...y aparece el tema cinematográfico: esta película es mejor que aquella, este director es mejor en este otro en el género musical o la comedia... sobre todo, apareció la figura del genial Woody Allen; así durante largo rato...el tiempo te llama a gritos, mas tú no le haces caso; miras a través del cristal que separa la cafetería del deambular de la gente, y compruebas que la Gran Vía está cambiada; los rayos solares de la tarde desaparecieron y han dejado paso a  la iluminación artificial...ha pasado el tiempo pero  miras dentro del bolsillo de tu pantalón, y compruebas que la caja sigue ahí y está completamente cerrada...
   Continuamos hablando y el café se había enfriado ya. Justo detrás de nosotros, había un grupo de adultos (no más de cuatro o cinco) que mantenían una entretenida conversación sobre cine, inmediatamente me percaté que era una conversación de gente culta y entendida...creo recordar también que apareció el genial director de Manhattan o Annie Hall; había fluidez y un cierto encanto con intercambio de opiniones y pensamientos entre risas que mantenían un clima que invitaba a intervenir...recuerdo haber puesto oido a mis espaldas y miré fijamente a mi mujer; Ana, no te vas a creer lo que te voy a decir -le enuncié- justo a mis espaldas, hay alguien que conozco; he reconocido su voz...
   Sentí que me invadía un miedo atroz, pánico y una timidez extrema, pues sabía quién se encontraba justo en los asientos contiguos al nuestro y que habíamos compartido durante una larga tarde...metí la mano en mi bolsillo, saqué la caja donde guardaba el tiempo, y al abrir la caja, nos levantamos para marcharnos al tiempo que le dije a Ana, que no me equivocaba; estaba allí con el grupo de amigos y continuaban hablando de cine, sonriendo... y creo que no me vio pero daría igual, no me habría  reconocido en aquel lugar, pues nunca habría esperado, como tampoco yo lo esperaba, encontrarnos justo a un metro de distancia...me falto valor para acercarme después de tanto tiempo y decirle: hola Espe, soy Rafa.


   Una secuencia de "Manhattan" película genial donde Allen, ironiza sobre los encuentros casuales y personajes con intelectualidad recargada...y los giros que dan las relaciones humanas. De un estilo narrativo y visual demoledor, Allen nos ofrece una obra maestra.

martes, 21 de septiembre de 2010

Una palabra tuya...

   Recuerdo los años 60 y 70 donde era "arrastrado" por mi hermana, mayor que yo tres años, y por tanto, con total autoridad, a la misa de los domingos...con apenas cinco o seis años, no entendía muy bien que era aquello; pero pasados los años iba atrapando información, que ahora recuerdo con una claridad cuasi reveladora.
   En cierta ocasión, y estando colocado en primerísima fila de bancos, vi alzar la copa al cura haciendo la ofrenda y mirando al techo de la iglesia buscando a Dios, y dijo: "el cuerpo de cristo..." partiendo la hostia consagrada e introduciéndola en al copa de la que se dispuso a beber al tiempo que yo, ni corto ni perezoso, le replicaba en voz alta,  frente al silencio de una iglesia abarrotada que esperaba un milagro, y donde el cura llegó a oir lo que profería mi pequeña bocanada de aire en forma de frase recriminadora: "mira el cura; se bebe el vino, y a mí no me da..." se oyó en toda la iglesia de tal forma, que aún hoy en día, si me acerco por allí, creo oir el eco de la sentencia.
   Como mi diosa madre, de vez en cuando me administraba un poco de vino Santa Catalina,  para ver si se me abría el apetito (¿Qué pensaban la madres en aquellos tiempos...?), esperaba que el párroco, hiciese lo mismo...mas no lo hizo; quedó petrificado en su lugar y creo que si un pintor del siglo XVIII, hubiese querido realizar un retrato del presbítero, lo habría terminado cual fotógrafo deteniendo el tiempo...entonces mi hermana tiró de mí y me sacó de la iglesia en tiempo récord e iluminando con el resplandor de su enrojecida cara por la vergüenza, todo el pasillo central a la vista y murmullos de los allí presentes; que eran tantos, como cabían en la amplia sala.
   Desde aquel día, y hasta el día actual, donde han transcurrido unos cuarenta años, jamás he vuelto a pisar una iglesia en compañía de mi hermana...que fue  lo que ella se juramentó.

   Pero tenía que hacer la primera comunión, y con ello, asistir a las "catequesis"; palabro que nunca entendí y que para mí, significaba solamente, catequesis...es decir, un "tengo que ir" para hacer la comunión; esa fiesta tan arraigada en nuestra sociedad y que perdura con los años y perdurará por los siglos de los siglos, amén.
   Seguía yendo a misa entonces, bien con algún amigo, bien solo pues la iglesia, quedaba cerca de casa. Las calles de entonces, desérticas de tráfico invitaban a la excursión de casa a la iglesia y viceversa. Divertidísimo viaje para ir al confesionario, y desprenderte de todos tus "pecados"...¿Qué pecados puede tener un inocente de seis o siete años..? (si no es pecado ya, ir a confesar!). Una vez que estabas delante de él, veías al cura entre la cortinilla mirándote como queriendo ser telépata y leer en tu mente, mas creo que no lo conseguía; y decías todos tus pecados, por orden alfabético o por importancia de más a menos...yo que sé!; comenzabas pues, y repetías los mismo que la última vez que visitaste el confesionario: he sido malo, he dicho palabrotas...y a veces me quedaba en blanco como diciéndome a mí mismo, que ya no había más; pero el cura, parecía querer más, y entonces repetía lo mismo una y otra vez...hasta que se hartaba de mí, y en nombre de Dios, con un gesto que no sabía que significaba, me largaba y ya estaba  limpio. Cuando salía de la iglesia, me encontraba tan bien, que comenzaba a "pecar" de nuevo; pues sabía que en mi próxima visita, sería perdonado; tan contento yo.



   Aquí ahora, todavía recuerdo cuando el párroco daba la misa y en un momento dado, pronuncia las palabras: "una palabra tuya, bastará para la semana...", eso es lo que entendí siempre mas nunca supe que no fuese otra cosa la que quería decir; que esa frase para mí, significaba que desde un domingo a otro, donde volvíamos a pisar la iglesia, todo lo que había hecho; bueno y malo, regular y demás, le valía a Dios, pues con "una palabra tuya, bastará para la semana" estabas perdonado de domingo a domingo, y yo tan pancho!!...ahora sé que no era esa la frase la pronunciada pero da igual, hace siglos que no voy a misa y entonces, desde el último domingo, hasta el próximo que vaya, estaré perdonado. Y sin confesarme!