"No me esperéis"... así comienzo por el final, y así me despido. Fui mi propia invención, y acabé inventando al hombre; el mismo que me reinventó y ya nada fue cierto: tiempo muerto, me apeo.
Por la inteligencia.
Por la sobrevalorada inteligencia.
Por secar los ríos y explotar los mares hasta su mortal desenlace.
Por esquilmar las selvas (lo más parecido al paraíso).
Porque no hay culpables inocentes.
Porque hay culpables.
Porque hubo grandes maestros, artistas, músicos, científicos, filósofos y humildes hombres.
Porque cada vez queda menos, y porque cada vez que desaparece un "grande", aparecen miles de estúpidos.
Porque cuando aparece un "grande", aparecen millones de ciegos.
Porque el sistema en el que vive el hombre, se desmorona al son desafinado del dinero: mercados, bancos, negocios y políticos.
Porque me bajo, aunque no pare ésto.
Porque todo es un invento: tú, vosotros, nosotros... yo.
Porque nunca existí, ni existiré.
El hombre está condenado a ser libre, porque una vez que está en el mundo, es responsable de todo lo que hace.
Jean Paul Sartre
Jean Paul Sartre