Salimos muy convencidos de dar con el sendero que nos llevaría a las Colas del Pantano; no fue difícil llegar hasta el punto de inicio, aunque otra cosa bien distinta, fue el caminar donde abríamos la senda y a cada paso que dábamos, percibíamos que nos alejábamos de nuestro objetivo. -Andar siempre según la intuición- decía yo; y Jose con una cuartilla dibujada a mano con una fiabilidad casi nula que se prestaba más a un milagro, al tiempo que parecía querer borrarse para no cargar con la culpa de las erróneas líneas dibujadas...
Cuando llevábamos más de media hora de camino, decidimos atajar campo a través pero subiendo por la falda de la montaña y mirando de reojo dónde fijábamos los pies, para estar seguros a la vuelta. Casi como escaladores, trepábamos tratando de buscar el punto más alto para dejarnos caer luego hacia el otro lado donde encontrarnos con aquello que buscábamos. Cuanto más tiempo transcurre, más trecho andado y mayor el ansia... se escuchan a lo lejos unos cánticos extraños de pájaros: como si quisieran advertirnos de algo...
Cuando creíamos llevar la dirección correcta, nos percatamos que no debe ser así pues nos distanciamos de nuestro propósito: estamos más alejados del pantano. Una obviedad como el embalse de grande. Nos encontramos frente a un camino nuevo donde pareciera ser de origen natural, y por allí no hubiere pasado alma alguna en la vida. Nos sentimos por un momento descubridores... cambiamos de rumbo, sin saber a dónde nos llevaría la senda y encontramos bifurcaciones que nos hacen dudar; continuamos caminando siguiendo nuestra gran intuición y llegamos a dar un rodeo de varios kilómetros: descubrimos a unos cien metros el coche que habíamos dejado atrás dos horas antes...
Decidimos tomar un descanso en la casa rural "Prados Bajos" y comer algo para reponer fuerzas. -Vamos a comer algo, vamos a comer algo, vamos a comer algo- sentenciamos casi al unísono los tres únicos seres que habitarían en ese instante la gran masa de biosfera que nos contenía. Silencio absoluto, temperatura agradable... no se oía ni el cantar de los pájaros. Este reposo queda roto por la llegada de varios vehículos; se apean varias personas y nos comunican que hay una batida de caza por la zona...sacan todo tipo de arreos y vituallas al tiempo que nos indican que podríamos tomar otro camino, en sentido opuesto a la montería, y así evitar unas perdigonadas... entonces entendí la ausencia musical del campo: si hasta la fauna de la zona estaba advertida de la batida; todos al corriente menos nosotros!
Cogemos el camino recomendado y comenzamos a subir y subir...varias horas caminando y unos diez kilómetros a nuestra espalda (más los seis o siete de antes) y mi pie derecho comienza a protestar: se me abre la planta del mismo. Agarro un bastón improvisado y camino como en una imitación de mí mismo dentro de unos treinta años o así; pero a medida que avanzo, me lamento por un lado, y por otro, me alegro de habernos topado con los mensajeros del cortijo...de no haber sido así, quién sabe si a estas horas, no estaríamos todavía perdidos y atrincherados sin poder salir para evitar los disparos de los cazadores... y sin pájaros que nos alegren la espera!
Caminar: la palabra clave del día. Pasan las horas y voy comunicando el grado que va alcanzando mi cansancio y el dolor al apoyar el pie cada vez peor: -estoy de uno a diez, en cinco...estoy a seis...así hasta llegar a nueve setenta y cinco. Justo cuando iba alcanzar el diez, giramos a la izquierda en una curva y avistamos el coche; con ello nuestra aventura termina...hasta otra si me cogen.
Unos treinta kilómetros así, sin calentamiento y recordando que la última vez que hice algo parecido, debió de ser en otra vida.
Buscando las Colas del Quiebrajano from Rafa Ordóñez on Vimeo.
¿Cómo se organiza una montería en una zona transitada por senderistas? ¿Si no llegamos a encontrarnos con los dueños del cortijo, qué podría haber sucedido? Todavía me hago estas y otras preguntas... Creo que los pájaros vuelven a cantar por el lugar...
Caminar: la palabra clave del día. Pasan las horas y voy comunicando el grado que va alcanzando mi cansancio y el dolor al apoyar el pie cada vez peor: -estoy de uno a diez, en cinco...estoy a seis...así hasta llegar a nueve setenta y cinco. Justo cuando iba alcanzar el diez, giramos a la izquierda en una curva y avistamos el coche; con ello nuestra aventura termina...hasta otra si me cogen.
Unos treinta kilómetros así, sin calentamiento y recordando que la última vez que hice algo parecido, debió de ser en otra vida.
Buscando las Colas del Quiebrajano from Rafa Ordóñez on Vimeo.
¿Cómo se organiza una montería en una zona transitada por senderistas? ¿Si no llegamos a encontrarnos con los dueños del cortijo, qué podría haber sucedido? Todavía me hago estas y otras preguntas... Creo que los pájaros vuelven a cantar por el lugar...
Existen multitud de caminos Utopazzo, para llegar a donde queremos o para no llegar... Aunque en un principio el camino es el medio para alcanzar un fin, después de un trecho andado, la sorpresa a cada recodo, la felicidad de descubrir, el dolor y el cansancio, te das cuenta de que el único fin es el propio camino.
ResponderEliminarEn este paseo también te acompañamos en algunos momentos, aunque no te dieras cuenta.
Un beso.
hola
ResponderEliminarEn esta vida tambien se aprende de esos malos momentos.
Son pinceladas en la memoria, que aunque en su momento nos hicieron pasarlo mal, luego las recordamos con una sonrisa.
Un saludo
Ana, también tú, llevas la dirección correcta en tu apreciación sobre el "camino"...creo que es un Koan Budista o tal vez alguna sentencia Taoista la que viene a decir, "La meta es el camino"...quizá sin saberlo ponemos en práctica esa búsqueda. Siempre es bonito recordar lo que acontece y más aún, si ha transcurrido bastante tiempo, entonces la memoria añade cosas, adorna o elimina...creo que en su justa medida, es grato y ayuda al crecimiento...mientras, seguimos caminando.
ResponderEliminarGracias por vuestra compañía que tal vez, en el canto de los primeros pájaros, percibía sin saberlo, vuestro mensaje...
Un abrazo.
Anónimo, gracias por pasar por el blog y dejar tu pincelada...ciertamente, todos tenemos esos recuerdos que son más gratos con el paso del tiempo y te puedes partir de la risa, solamente con una conversación afable donde además, intervengan los protagonistas...encima, añadimos las imágenes (reales e inmanipulables) para regocijo nuestro...
ResponderEliminarGracias de nuevo, un placer.
Y yo que me acordaba de Machado, y aquello de se hace camino al andar... ya sabes, cuando os he visto,lo más importante era lo que acontecía en esos momentos, es decir el camino y caminar. Lo de perderse a veces entra dentro del camino o la decisión de tomar uno u otro, y ver a donde nos lleva. Pero de todo se aprende, del camino, de perderse, incluso de llegar o no llegar a la meta.
ResponderEliminarMe ha gustado este paseo haciendo senderismo.
Un abrazo.
Utopazzo, Encarni, siguiendo con Machado podríamos decir que los caminos también se sueñan: "Yo voy soñando caminos ...", es otra manera de vivir el camino que en algunas ocasiones puede ser la única forma de no perecer en él.
ResponderEliminarAbrazos a los dos.
Encarni, me alegro que hayas sentido ese caminar y percibido ese cosquilleo que te entra cuando en una pequeña aventura, te "pierdes"...realmente, fue bonito perderse, encontrarse de nuevo frente al vehículo (rodeo de bastantes kilómetros) y encontrarnos con los "mensajeros" que nos alertaron de la batida de caza que había por la zona, y que estaba a punto de comenzar...divertido, porque no nos metimos en el punto de mira...y luego, el pie que manifiesta su queja y me llega en forma de aviso, pero yo, como cuando tu cerebro te dice "basta" y estás saboreando unos pasteles, tú, dices "aquí mando yo"...y sigues comiendo; pues así seguimos caminando sin fijarnos meta alguna. Ahora que lo veo en la distancia del tiempo transcurrido, fue auténtico y repetiremos...
ResponderEliminarGracias por tu atenta mirada.
Ana, me gusta tu pequeña poesía: "Yo voy soñando caminos..." Soy un soñador por naturaleza, pero despierto, durmiendo, es otro tema. Otra cosa bien distinta,es que de tanto soñar, no reconozca una realidad de la "otra"...por eso soy como soy; aunque tengo lo que siempre he soñado: consciencia...
ResponderEliminarRealmente no sabemos si pertenecemos o no, a un camino, varios o ninguno...por eso hay que buscar. Igual encuentras lo que buscas, igual (y es mejor quizás) buscas aquello que no encuentras, y encuentras "otra" cosa...un cambio en el guión; de nuevo creces y por qué no decirlo, en el riesgo, también (si sales victorioso!)...
Un abrazo.
Pues si que me he reído con tu viaje iniciático por esos montes de inalcanzable cola. Eres un tío auténtico. Míralo por el lado positivo, tu búsqueda es como la vida misma, buscar y buscar fuera lo que siempre ha estado dentro. Después de tanto andar, siempre acabamos a solas con nosotros ... y nuestra imaginación pone el resto.
ResponderEliminarMe alegra bastante, gilgamesh, que te haya gustado esta entrada y lo que bien denominas, mi viaje iniciático...así fue de alguna manera y te puedo asegurar, que una vez que llegas y te encuentras de nuevo contigo mismo, lo recuerdas con agrado y esa experiencia, de alguna manera te vuelve a llamar y te dice que no termina ahí...
ResponderEliminarGracias por poner tu pincelada divertida-filosófica.
No recuerdo quién te animaba a hacer un corto, creo que deberías hacerle un poco de caso. Tienes una gran imaginación y un natural sentido del humor que podrán certificar quienes mejor te conocen. Todo es cuestión de ponerse. Además, qué sentido tiene todo esto que se llama vivir si no nos atrevemos a convertir en realidad eso que estando dentro, pugna por salir. El talento, no lo dudes, lo irás reconociendo por el camino. No te conformes con mostrarnos sólo la punta del iceberg.
ResponderEliminarBueno gilgamesh, me das un empujón moral al referirte al "corto". Realmente es difícil hacer una cosa así, que además ofrezca ciertas garantías de una calidad digna de ser apreciada.
ResponderEliminarSi supieses con la mini-cámara que tomo las fotografías y los vídeos, te reirías bastante: es una cámara antiquísima de sólo 3,2 megapixels...además, hace falta un buen guión, una buena dirección y un largo etc...aunque no está mal la idea, si tengo algo dentro, ésto saldrá...
Gracias por tu ánimo y decirte que la persona que mencionó algo al respecto, es una amiga, que ya conoces a través de su blog: Mari Ángeles..."Historia de amor inconclusa"...también ella opina igual, pero creo que es más bien por cariño...
Utopazzo,
ResponderEliminarTodo son apoyos, en cuanto a la realización de un corto, además sabes la ilusión que me hace convertirme en "productora"; lo de la cámara, quizá pronto tenga solución.
Un abrazo Utopazzo.
Lo siento, Utopazzo, pero creo que de esta no te escapas. La petición de que te atrevas con ese corto, ya casi parece un clamor popular. Teniendo ya una productora, el resto lo tienes que poner tú.
ResponderEliminarRecojo un poco de cada uno de los comentarios anteriores...Cuando leí por primera vez esta entrada, conforme avanzaba a tu lado por esos agrestes e impredecibles caminos, me venía a la mente el símil de la vida; En cierto modo, en nuestro caminar por la vida vamos creando la senda por la que transitamos... tomamos una dirección u otra, a veces guiados casi exclusivamente por un movimiento del corazón o por pura intuición... otras veces decidimos en base a información que nos viene de fuera (aquí representado por los cazadores que advierten del riesgo)... en otros casos hay quién se empeña en guiarnos por una senda determinada en función de los recuerdos que tiene de sus propias experiencias (el que lleva el mapa improvisado que él mismo ha dibujado utilizando los restos de un recuerdo, tan poco indeleble como el carbón del lápiz con que lo dibujó).... en fín el resultado, tomemos el camino que tomemos, será el acertado o no en función de la satisfacción que nos produzca o de las expectativas cumplidas.... y siempre aprendemos algo más; en tu caso podría decirse que aprendiste que "si la decisión o el camino que tomaste te produce dolor, mejor párate el tiempo suficiente para tomar perspectiva de la situación, medir tus propias capacidades y ver si debes seguir avanzando por aquí o mejor cambiar de estrategia", o algo así....
ResponderEliminarEspero que hayas recuperado ese pie y que tu amor propio esté intacto después de esta aventurilla...
un abrazo...viajero
Ángeles, comenzando por el final, te diré que milagrosamente, al día siguiente, mi pie estaba totalmente recuperado y no quedaba ni un atisbo de recuerdo doloroso...sólo en mi mente quedaba el deseo de repetir. Fíjate que sin ir más lejos, ayer mismo íbamos a repetir la hazaña por los mismos parajes, pero por nuevos itinerarios. Pasó que algo cambió y por resumir, diré que tuve que quedar con un compañero del coro, para comprarnos los "esmóquines" para el concierto del día 2. Fíjate luego, la que cayó!...si hubiésemos ido, ¿qué habría sucedido...? La respuesta es fácil: nos habría cogido vete a saber dónde, e igual estaban buscándonos aún...
ResponderEliminarNo te quepa la menor duda, que hacer una "excursión" de este calibre (tal vez, cualquier excursión, o incursión) representa un caminar siempre hacia delante, como marca la vida misma; con sus paradas, sus respiros, sufrimientos... contemplar el paisaje y pensar si el camino que elegiste, era el correcto o no...como la vida misma!
Tengo una premisa que me repito constantemente: "nunca te arrepientes de nada"...lo aprendí hace tiempo después de una lectura interesante; entre otras cosas, ¿de qué sirve arrepentirse, si no puedes cambiar nada...? Sólo sirve valorar qué ha sido, para aprender, para no volver a equivocarte, para (incluso) volver a equivocarte...siempre, con los pies en el suelo, pero después de haberte dado un paseo por las nubes...
Un abrazo sempiterno.
Ana, gilgamesh, gracias por vuestro apoyo moral (y "productor") para el lío en que me he metido...no preocuparse, que si (como dice el chiste) hay algo, saldrá...
ResponderEliminarTiempo al tiempo y comenzaré a idear un guión donde intervengan pocos actores, donde las localizaciones sean de fácil acometida y el presupuesto, lo más bajo posible, sólo hace falta que me llegue la inspiración y y me coja (como siempre que hago algo que merezca la pena) con fiebre donde nadie me reconozca...
Gracias de nuevo, ya se está gestando el corto que sólo verán unas poquitas personas (mejor poquitas, pero bien avenidas).