Conocí a Juan a comienzos de los años 80. Venía de Terrassa, me dijo; y comencé a llamarle "en Joan" desde entonces. Recuerdo cómo en un desvencijado radiocassette, colocaba unas cintas con la música que él había escuchado en su ciudad natal; entonces nos intercambiábamos esas cintas y comencé a escuchar a Lluis Llach, Mª del Mar Bonet...no podía entenderlas pero en aquellos años donde aún estaba lejos el invento de Internet, comencé a buscar la forma de traducir esas canciones que llenaron parte de mi aprendizaje musical, y encontré a través de una famosa distribuidora de libros, un diccionario, varios libros de literatura y gramática catalana, y comencé de una forma autodidacta, a "aprender" un poco, a traducir (intentarlo más bien) aquellas canciones; y entre lo que él sabía del idioma, que era muy poco; pues en su casa hablaban el castellano quizá por miedo a la represión existente, y mis "estudios", nos poníamos a parlotear entre nosotros dos, y desatábamos la antipatía e inquina entre nuestros amigos...luego me llamaban "el catalán" pero a mí me hacía gracia y además me servía para profundiza más aún en el tema.
Recuerdo que a base de intercambiarnos música, él también aprendió a saborear el "Tubular bells" de Mike Oldfield, mas cuando lo escuchaba al principio, se reía de mí y sentenciaba que era muy raro...pero acabó gustándole. Recuerdo perfectamente cómo un día por la tarde, estaba Juan escuchando algo de esa música, y el padre harto (entre otras cosas) de oir una y otra vez aquello que no llegaba a comprender, cogió el radiocassette, y lo lanzó por la terraza del segundo piso en que vivían, aterrizando en la plaza para hacerse añicos...una forma muy directa de decirle, que aquello no le gustaba. ¡Y qué decir de la música clásica!; se reía de mí con auténtica malicia y más tarde, lo "convencí" para que escuchara algo...años después, escuchaba con vergüenza disimulada en mi presencia, las sinfonías de Mozart...
Este pequeño repaso a mi memoria, me lleva a la siguiente conclusión: ¿A caso no decimos que algo no nos gusta por el simple hecho de no querer parecer raros ante los ojos de los individuos que nos rodean? Creo que a veces, sí. Escuchando este tema de Llach, por ejemplo, no hace falta saber catalán, para entender perfectamente lo que transmite; ¿No escuchamos en nuestra juventud temas en inglés de los Rolling, los Beatles o Supertramp, y no entendíamos nada de nada...? ¿No hemos ido aprendiendo con el paso del tiempo a entender una música, que al principio nos parecía rara, o nos negábamos a escuchar, para distanciarnos de aquellos, que por el simple hecho de gustarle, creíamos que eran más cursis, pretendiendo con ello parecer más "cultos" o diferentes? Creo que a veces, me ha sucedido; y me viene a la memoria una frase sobre el gusto musical, aunque no sé si es un chiste o una sentencia genial; aunque daría igual, y de todas formas no recuerdo quién la pronunció o dónde la escuché; venia a decir: Dios, escucha al Bach en el cielo; pero en la intimidad, escucha a Mozart...bonita frase; si hasta Dios tendría vergüenza de confesar que le gustaba más Mozart que el mismísimo Bach!...bueno, esto último sí es un chiste...
Escuchando, leyendo, mirando...aprendemos y de paso. nos miramos en un espejo y nos decimos: no sé quién es ese de ahí, y aunque creo que soy yo, no estoy muy seguro.
Uno de los temas más rotundos, más directos y mejor interpretados, sobre y para el amor...lástima que el audio y la imagen, pierden la sincronización...pero es el mejor que encontré y me gusta por los planos sobre el público; en perfecta comunión con Lluis Llach... incluso si el vídeo no tuviese audio, sería bonito adivinar qué está sucediendo en ese concierto...